Disminución del deseo sexual después del parto

Aproximadamente hasta los 6 meses después del parto, la mujer experimenta una baja en su líbido.

Disminución del deseo sexual después del parto

Es bastante frecuente entre las mujeres que han dado a luz recientemente, un descenso de su deseo sexual. Es que ellas están con todos sus sentidos dirigidos a ese bebé recién nacido que requiere de toda su atención y ni su cabezas ni su cuerpos están enfocados en el sexo.

Una investigación que incluyó la revisión de, aproximadamente, 50 estudios sobre el tema, publicada en la edición en línea de la revista Journal of Sexual Medicine, señala que el 83% de las mujeres investigadas manifiestan tener escaso deseo sexual durante los 3 primeros meses posteriores al parto y que dicha situación suele revertirse pasados los 6 meses, recobrando 9 de cada 10 su vida sexual normal.

El agotamiento físico y mental junto con las transformaciones biológicas que sufre la mujer al ser madre, hacen que la baje la líbido, abriendo un conflicto con su pareja, ya que el deseo de él está intacto y más aún, teniendo en cuenta que viene de un período de abstinencia (la famosa cuarentena) a causa del postparto.

Razones que se vinculan con la disminución del deseo

  • Factor hormonal: durante el embarazo hay un incremento en la producción de progesterona (hormona sexual) que despierta y fomenta el instinto maternal disminuyendo el deseo sexual
  • Cansancio y agotamiento: la fatiga producto de dormir poco y mal por tener que amamantar y arrullar al bebé durante la noche son una de las principales causas. Cuando la flamante mamá logra que el bebé se duerma y va a la cama, en lo que menos piensa es en sexo, quiere dormir y recuperarse para poder atender a su bebé cuando la solicite nuevamente
  • Estrés, tensión: el estrés producido por las constantes demandas del bebé, ansiedad por la nueva maternidad, la preocupación por hacer las cosas bien y cuidar correctamente a ese niño pueden ser también factores influyentes en el descenso del deseo sexual
  • Temor al dolor durante el acto sexual: en los primeros meses luego del parto hay una disminución de la lubricación en la zona de la vagina a causa del descenso de estrógeno por la lactancia, lo que produce sequedad y dificulta la penetración provocando dolor. También en muchos casos la episiotomía es motivo de temor y puede interferir con la relación sexual. Según algunos estudios, 20 de 100 mujeres manifestaron dolor o molestia a causa de la episiotomía durante el encuentro sexual hasta 1 año luego del alumbramiento
  • Temor a un nuevo embarazo: generalmente, el primer año luego de haber tenido un hijo, la mujer tiene terror a volver a quedar embarazada, y no quiere ni pensar en esa posibilidad. Es que su bebé le demanda demasiado tiempo y atención, por ello evitar las relaciones sexuales puede ser un mecanismo inconsciente de ella para evitar un nuevo embarazo
  • Disconformidad con la nueva imagen corporal: a muchas mujeres después del parto les cuesta bajar de peso y recuperar la figura que tenían antes del embarazo (según algunas investigaciones el 70% de las mujeres a 4 meses del parto, no habían podido bajar de peso y eso las frustraba) y aún en aquellos casos en que se pierden los kilos de más, hay una disconformidad, un descontento con la nueva imagen corporal, la sensación de que ha disminuido su atractivo físico (según estudios por lo menos durante los primeros 6 meses después del parto las mujeres no se sientes conformes con su nueva imagen y aunque el resto del mundo las vea iguales, ellas se sientes distintas), lo que puede asociarse a que en este período prácticamente no hay tiempo para dedicarse al cuidado personal, incluyendo el aseo, lo que incomoda a la mujer de cara a un encuentro íntimo

Los primeros meses en casa con un bebé recién nacido son sumamente demandantes fundamentalmente para la mamá que es la que lo alimenta. En este período todo el día de ella gira entorno a su hijo, a darle de comer, mudarlo, hacerlo dormir, lavar y planchar su ropita y nuevamente darle de comer, etc., Muchas veces las mujeres realmente no tienen tiempo ni para comer, o bañarse, es decir cubrir sus necesidades fisiológicas básicas, mucho menos piensan en tener relaciones sexuales.

En este proceso es importante el papel del hombre, es decir que él sea paciente, comprensivo con esta nueva situación y se tome el tiempo necesario para ayudar con caricias, besos, abrazos (es decir demostraciones de afecto que no pasen por el coito) a recobrar su deseo y a poder disfrutar del encuentro sexual y lograr el orgasmo.