El desarrollo cerebral del niño

Los cambios en el niño
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El desarrollo infantil, como todo crecimiento, se manifiesta a través de cambios de diferentes aspectos, en diversa medida e intensidad. Estos cambios operan sobre una “estructura” también dinámica. Sin embargo, debemos admitir “conceptualmente” un estado teóricamente “quieto” o “congelado” para usarlo como punto de referencia a la hora de apreciar la magnitud de las transformaciones.

¿Cuál sería este punto referencial en el desarrollo de un niño? ¿Qué tipos de cambios se pueden observar? ¿Existe algún conjunto de elementos permanentes e incambiables en la personalidad de un individuo?

Algunos autores, psicólogos de la educación, como Piaget, Freud, Erikson, han aludido a etapas, aunque en el caso de Vigostky no diferencia más que sólo un proceso. En estos estadios o fases el pequeño adopta comportamientos de tipo social, psicológico, actitudinal, en la internalización de aprendizajes y valores, en sus formas de relacionarse con el entorno.

Son este tipo de cuestionamientos los que los científicos del desarrollo infantil, en una primera instancia, intentan dilucidar, definir, reconocer, mediante los métodos que le son propios y en proyectiva hacia la mejor comprensión de este fenómeno (El desarrollo niño-adulto) y el mejor auxilio, asesoramiento, enseñanza, etc. por parte de todo el entorno humano, familiar, educacional, social.

La lectura que “nos” concierne se introduce en la temática mediante la afirmación de dos conceptos básicos, intrínsecos al proceso mismo:

  • El cambio
  • La estabilidad

Aparentemente, todo proceso de desarrollo cognitivo se da en un confrontamiento entre lo que el niño ya posee (sea cual sea la naturaleza de este conocimiento: Concepto, destreza motriz, sentimiento) y lo que el niño va a aprender (información que recibe desde el entorno)

La nueva información entra en "conflicto" con la estructura ya adquirida y, del proceso de confrontación entre el cambio y la estabilidad, entre lo nuevo y lo viejo, nace un nuevo aprendizaje. Maravilloso, porque ahora le es propio al niño, ya no es información del entorno, la nueva destreza, el nuevo proceso mental ahora ya es suyo y estará allí para enfrentarse a nuevos cambios estructurales en su cerebro.

Del conjunto de estos pasos, de lo que cada día el niño aprende y confronta y acomoda sus estructuras mentales y destrezas, de ahí, se forma constantemente, se forja y cambia permanentemente la personalidad y el carácter. Por eso es tan extremadamente importante la educación en la infancia y la cuidadosa atención a las etapas del infante.

Son tan importantes en el estudio del desarrollo los elementos cambiantes (variables) como aquellos que no han sido afectados significativamente durante el proceso del crecimiento. En el estudio del conjunto de elementos estables es donde se perciben los rasgos o caracteres propios de cada persona (personalidad).

La observación de las variables permite, entre otras cosas, identificar los nexos bilaterales (relaciones recíprocas) abiertos del individuo respecto al medioambiente (entorno).

Por allí también, por ese múltiple canal de adaptación o vulnerabilidad (aspectos contradictorios que conviven en esta apertura al cambio) es por donde el proceso evolutivo penetra.

En efecto, un sistema que lograra resistirse a toda transformación sería un sistema estático; siendo así que todo el entorno, el medio, los seres y situaciones que “pueblan” la “escena existencial” son un gran proceso, un universo en expansión (el aspecto físico), una creciente conciencia colectiva (en su perspectiva psicológica) o, más claro, el resultado, en permanente modificación de la percepción en la carrera hacia lo complejo, hacia lo “perfecto”.

Entonces, el sistema resistente, el no móvil, el objeto “fuerte”, tendería, cada vez más, a significar desajustes, discordancia, inoperancia y todos los calificativos que señalen a estos objetos en desuso.

En educación se aprecia continuamente la existencia de ventajas y desventajas de la “plasticidad” o “rigidez” del joven respecto a determinados hechos o “situaciones” de su propia experiencia y se tiende a fomentar la subjetividad del ser desde una gama amplia y heterogénea de conocimientos que le permitan desenvolverse en forma autónoma.

Los niños son cambio, son cambio y dinamismo por donde se lo miren, son la forma de energía viva más transformable, sufren cambios cuantitativos y cualitativos a la vez, aprenden y modifican su conducta cada hora. Por eso son tan especialmente sensibles puesto que el mismo concepto de cambio supone la relación con el ambiente.

Los cambios que tienen que ver con la cantidad (Lo mensurable), deben ser cambios sensibles a ser expresados matemáticamente (mediante cifras). Los cambios cuantitativos se registran, por ejemplo, en los aspectos físicos, mensurables, tales como el peso, la estatura, la masa muscular, las cantidades de hormonas en volúmenes específicos de sangre, etc.

Pero los cambios cuantitativos no sólo se refieren al “mundo material” del desarrollo. También se pueden contabilizar las crisis de comportamiento, la presencia o ausencia de horas de sueño, empleo del lenguaje afectivo (en proporción a otras formas de expresarse) o el incremento de nuevas actitudes, actividades, ideas, etc.

Los cambios cualitativos son las transformaciones más profundas, las menos predecibles, las que operan cambios paradigmáticos en la conciencia individual (desde el individuo) Lo que cambia es, entonces, la forma de “ver”, la explicación interna, conciente que nos permite distinguir la realidad.

Cuando por medio de una experiencia “trasformadora”, algo imposible de medir, en el seno de la conciencia, gana espacio no dimensional, entonces es cuando nos referimos a la acción o manifestación de un cambio cualitativo.

Ante este doble camino de cambios nos detenemos ahora a pensar en el imprescindible “punto de referencia” reclamado por la lógica comparativa de la mente. Si no tenemos un “monolito”, un kilómetro cero, un “algo quieto” que sirva de marcador ¿Cómo podríamos notar el movimiento, evaluarlo, diferenciarlo de un retroceso y demás mediciones contenidas allí?

Pero habrá otros puntos de referencia en los apoyos formativos, en la educación del ejemplo, en la convivencia familiar, en los centros de enseñanza inicial: Las referencias personales de donde el joven trazará sus propios “esquemas” de acuerdo a la experimentación investigativa del mundo y de las relaciones sociales.

En estos primeros pasos de la conceptualización de experiencias es donde aparecen los “otros significativos” y los modelos hacia donde se proyectan los niños por afinidad y admiración.