La llegada de un hermanito con Síndrome de Down. Cambios en el entorno familiar

Difícil tarea para los padres: Encontrar el equilibrio entre la atención al bebé con Síndrome de Down y la dedicación a sus hermanos

Niño con Sindrome Down

La noticia de que el bebé tiene síndrome de Down, produce un gran shock emocional en el entorno familiar. Incredulidad, bloqueo, negación de la realidad.

Los niños requieren una atención mayor, que les dediquen más tiempo. Y si la llegada de un hermanito generalmente provoca celos por desplazamiento de la atención, aquí no sólo eso sino además el tiempo que llevan esos cuidados. Día y noche los papás están a disposición del bebé Down. Los hermanos pueden convertirse en víctimas del “descuido” de los padres.

Depende de la edad del hermano. Si son grandes, es importante darles toda la información así hablarán con sus amigos y se sentirán seguros. No avergonzados porque no entienden exactamente qué es lo que está pasando.

El caso de Morena

Los hermanos de Morena son muchachos grandes, que estudian en la universidad. Y siempre “amenazaban” lo mal que la pasaría el novio de la hermanita que iba a nacer. Esos eran sus pensamientos y preocupaciones durante el embarazo, iban a ser los “guardabosques” de la princesita. Ahora Morena tiene dos años, los adora, le gusta que la lleven con ellos de paseo, sobre todo si hay otros amigos que juegan con ella.

Sólo que el regreso a casa se complica un poco, porque quiere seguir jugando. Ellos son grandes, no requieren el tiempo y la atención de su mamá. Pero hay una presión involuntaria de los padres hacia ellos, para que obtengan mayores logros, que no fracasen en sus exámenes, tienen que ser “imbatibles”. También ellos se sienten “padres” de algún modo. Y a los padres de Morena les preocupa que sucederá el día que ellos no estén... Cuál de los dos hermanos “se tendrá que hacer cargo de ella”.

Es una duda frecuente para los hermanos mayores, si ellos mismos podrán tener hijos con el síndrome. Es importante brindarles la información adecuada, o averiguar si no se cuenta con la misma.

El caso de Karina

Carina ya cumplió 40 años, vive con su mamá de 78, que la lleva al taller todos los días. El papá falleció hace un tiempo, y el hermano mayor, casado, con hijos grandes, siempre se mantuvo alejado. Nunca recibió la contención ni la información adecuada. Por la incapacidad y desconocimiento de los padres para manejar la situación, optaron por “abandonarlo”. Eso es lo que él siente.

Los padres deben manejar adecuadamente la situación

Como se desprende de los casos mencionados, la actitud de los hermanos del niño con Síndrome de Down es totalmente distinta, en función de la actitud que sus padres tuvieron ante ellos.

Los padres no deberían “olvidar” a sus hijos “sin discapacidad” . Son chicos sensibles, con sus propias necesidades. Deben prestar atención a su comportamiento, a su estado de ánimo, a su vida social. Si traen amigos a su casa, si pueden iniciar una relación de pareja. Es muy importante estar pendientes de sus sentimientos profundos, que en la vida diaria pueden quedar cubiertos por las apariencias. Si descubren algun inconveniente, tratar de solucionarlo cuanto antes, con cariño y comprensión. Dedicarles tiempo para escucharlos, darles seguridad y recibir a sus amigos en casa. Requerir ayuda psicológica de ser necesario.

En algunos lugares existen talleres para hermanos de niños con síndrome de Down, el ámbito ideal donde pueden expresar sus temores y experiencias familiares.