La crisis de los 40

Los 40

Son muchos los estudios que indican la exclusividad del mundo occidental en esta nueva afección tipificada y aceptada en las sociedades modernas, denominada como: La crisis de los 40.

Generalmente, este concepto hace referencia al hombre, un hombre que se pregunta si sus logros profesionales y personales le satisfacen, si este será el comienzo de su decadencia personal, se da cuenta que las niñas a las que mira con secreta lujuria, llevan el mismo uniforme escolar que sus hijas y…, en definitiva, siente el peso de los años encima.

Los hombres necesitan reafirmarse, las mujeres también por supuesto, pero los hombres lo necesitan más en lo cotidiano, en lo doméstico; un hombre necesita sentirse imprescindible, sea profesional o emocionalmente, la necesidad de ser “súper-man” de forma vitalicia, es inherente a los hombres y, es en este sentido cuando la cuarentena se convierte en una losa muy fuerte para el género masculino.

Pero… no podemos abstraernos tanto, como en todas las etapas, la crisis de los 40, comienza antes, para nosotras. Por ahí por los 35… comenzamos a ver cómo todo se ha desplazado levemente, hacia abajo, hacia un lado, hacia algo.

Profesionalmente, tocamos techo hace tres o cuatro años cuando tuvimos nuestro primer hijo y, personalmente… la vida no siempre es como lo que nos muestran nuestros sueños adolescentes

Estamos biológicamente maduras y físicamente cansadas, somos madres de niños pequeños, en la madurez también de nuestra vida profesional y, al igual que ellos, preocupándonos por seguir siendo, por ser.

La pareja, los riesgos asumidos, la fuerza del compromiso

Bien, ahora que sabemos que nos pasa lo mismo, vivido de forma distinta y traída al conciente de acuerdo a nuestro género, que tal si comenzamos a analizar la fuerza del compromiso que adquirimos, qué significó cuando nos comprometimos con él, ella, ese trabajo, esos niños. La evolución del ser humano, pasa por ser concientes de los compromisos que se nos fueron de las manos, saber dimensionar en global lo que ello significa y, estar preparados para crecer.

Las hormonas masculinas y femeninas libran una batalla en cada uno de los cuerpos que habitan y, su reflejo son un fuerte incremento de discusiones, peleas y desacuerdos durante los años que dura la crisis personal

Por regla general, el gimnasio, la oficina y las/los amigos, suelen derivar en un proyecto de vida bifurcado en el que él y ella, viven el momento de crecimiento de forma individual –de nuevo el individualismo inherente al orden social establecido, haciéndose presente en la forma en la que establecemos nuestras relaciones personales… nuestros compromisos.

Y sí, la separación y el divorcio son muy probables en esta etapa… aquí es cuando colapsa el “sistema” –haciendo una analogía con la crisis económica- se olvidan los compromisos, la palabra es inexistente, como instrumento de unión y como puntos de encuentro y los riesgos que se asumen, terminan por derribar a muchas parejas en esta edad.

Esta situación deriva en mayor crisis… no es de extrañar ver como ellos y ellas también, aunque ellos mucho más deprisa, entran en una dinámica de buscar el amor de nuevo rápidamente sin pararse a aprender sobre la experiencia y sin tomarse un tiempo para conocer a la persona resultante de esa experiencia.

La crisis de los 40 es una crisis global… como la actual, en ella todos los subsistema hacen cortocircuito, hay cuestionamientos, frustraciones e experimentación de fracaso como resultado del balance en lo profesional, en lo emocional y, en lo vital. Las hormonas obviamente, reguladoras de las emociones están presentes.

Si establecemos que nuestros pensamientos son grandes responsables de lo que nos sucede y, adicionalmente logramos establecer una relación entre cómo nos sentimos y lo que estamos pensando, es muy probable que, muchos de los síntomas propios y, lo que es aún mejor, muchas de las situaciones que se viven durante la crisis de los 40, pudieran transmutarse.

Pensemos que las hormonas controlan nuestro estado de ánimo, sí, admitámoslo, el síndrome premenstrual… existe. Pensemos que ellos, durante esta década;

  • Sienten como cambia su cuerpo
  • Se sienten menos fuertes
  • Con menos oportunidades de éxito
  • Un poco frustrados consigo mismos
  • Muy frecuentemente insatisfechos sexual y emocionalmente
  • Y… haciéndose viejos

Y… ellas:

  • Su cuerpo… nada permanece en su sitio
  • Están viviendo la maternidad primaria – de los 0 a los 10 años- y, por lo tanto han llegado a su máximo logro laboral
  • Emocionalmente temerosas por seguir siendo válidas y seguir gustando (quien no se ha sentido halagada cuando va caminando y siente una mirada o un término agradable sobre una misma en la boca de un desconocido)
  • Y, también muy frecuentemente… insatisfechas, sexual y emocionalmente
  • Y..., haciéndose viejas

Si logramos ser concientes de lo que sucede en lugar de negarlo, es posible que tengamos más oportunidades de vivir la crisis de los 40..., 50…, 60… como una oportunidad nueva, la oportunidad de asumir riesgos…, riesgos basados en compromisos serios y responsables, riesgos con nosotros mismos y, por supuesto…, riesgos con la vida. Y quizá, sólo quizá… se abran nuevos caminos, nuevas ilusiones, nuevos objetivos.

Secuencia

  1. Existe la crisis de los 40
  2. Es verdad, todo lo que pensamos que está sucediendo, está pasando –lo cual no tiene por qué ser del todo adverso- y, necesitamos sentirnos mejor
  3. Prestemos atención a las señales de nuestro cuerpo, no se trata de estar todo el día regocijándose en los cambios… tampoco hay que llegar al fanatismo, sino por el contrario, lograr identificar cómo nos sentimos y, lograr identificar cómo nos sentimos cuando estamos bien

No se puede estar bien y sentirse mal o viceversa, por lo que estamos ante una herramienta valiosísima, inherente a nosotros mismos a través de la cual podemos determinar si vivimos la crisis de los 40 permitiendo que sea únicamente dolorosa y sin aprendizaje…, el principio del fin o, por el contrario, nos ponemos alerta, positivos y abiertos a nuevas experiencias, nuevos comienzos y nuevas oportunidades..., a los 40.