Sexo tántrico

Los orígenes del Tantra se remontan al siglo IV en la mística India, donde nació como una religión que buscaba acercar al hombre al conocimiento y al universo divino. En un principio el tema de la sexualidad en el Tantra estaba directamente vinculado con la reproducción y la fertilidad.

Sexo tántrico

¿Qué es el sexo tántrico?

La palabra Tantra se traduce como "red", de esta forma es que la religión imparte su doctrina, entrelazando todos los componentes para lograr, por intermedio de la conciencia, un conocimiento pleno.

Por supuesto que esta religión se ocupa de todos los aspectos que atañen al ser humano, entre los que se encuentra la sexualidad. El sexo tántrico se ha convertido, actualmente, en la más popular de las enseñanzas del Tantra.
La velocidad de nuestro mundo occidental hace difícil que podamos comprender como se practica el sexo tántrico.

El sexo tántrico es completamente opuesto a las prácticas sexuales occidentales de la actualidad. Los hombres y las mujeres mantienen sexo más como una forma de aplacar el natural instinto sexual primario, en cambio, el sexo tántrico pone su énfasis en el amor físico como un rito elevado, que mantiene a la mujer en un orgasmo permanente y evita la eyaculación del hombre, llevándolo a alcanzar el orgasmo sin eyacular.

Aunque parezca imposible, el sexo tántrico plantea relaciones sexuales lentas y muy duraderas, donde se elevan las almas y lo sentidos hasta lograr sensaciones únicas.
Ésta práctica sexual pone todos los sentidos alerta, para llevar a los amantes a viajar más allá, alcanzando un placer sexual que va mucho más lejos de la simple satisfacción del instinto natural. Lleva a la pareja a una unión que trasciende lo físico, para estar en un nivel más espiritual y alcanzar lo más profundo de la conciencia.

El mundo occidental ha encontrado en el sexo tántrico una receta para problemas de eyaculación precoz, o como simple método para retrasar la eyaculación y poder así extender el tiempo de la relación sexual. Pero claro, el sexo tántrico es mucho más que eso, es un entrenamiento espiritual que aborda la sexualidad ampliando su rango de acción más allá de la relación sexual en sí, incitando a la pareja a desbordar de erotismo.

Como en toda religión el fin último es acercarse a la divinidad y el sexo tántrico no es una excepción, es visto como un paso más en la unión final con los dioses. Según las enseñanzas tántricas todos tenemos dentro ese potencial divino para vivir el sexo de forma más espiritual que física, obteniendo enormes y duraderos placeres.

Como iniciarse en esta práctica

Como ya se ha dicho, una de las premisas fundamentales del sexo tántrico es la retención de la eyaculación por parte del hombre y del orgasmo por parte de la mujer, esto lleva a que ambos experimenten orgasmos múltiples.

La práctica se llama coitus reservatus y el hombre debe aprender a controlar la eyaculación para que esta no se produzca, a priori parece algo muy difícil, pero el Tantra presenta ejercicios que ayudan a alcanzar esta meta, los ejercicios además benefician la salud y la sexualidad, en general.

Mula Bahanda

Este ejercicio se practica también en el Yoga y contribuye a mejorar y preparar la respiración, musculatura y nivel atencional.

Consiste en una contracción que se inicia en la zona del perineo específicamente en el esfínter del ano, y se desplaza hacia adelante por los genitales, la pelvis y la parte baja abdominal, se aconseja asociar la sensación a la retención de orina o materia fecal, ya que el grupo muscular que se contrae es el mismo y la sensación es muy similar.

Para obtener resultados óptimos, el individuo debe ponerse de pie, con la espalda bien alineada y las palmas de las manos encima de los muslos, debe concentrar la atención en la zona de sus nalgas y hacer presión sobre ellas, abajo y arriba. Es importante siempre controlar la respiración y mantenerla, teniendo el perineo apretado mientras se retiene también la respiración.

En el caso de las mujeres se recomienda contraer la zona pélvica y anal hasta sentir un leve tirón en los labios de la vagina.
Ambos, el hombre y la mujer, deben exhalar el aire y relajar la zona pélvica y anal, luego de cada contracción.