Cómo hacer frente los enojos de los niños

Con paciencia y mucho diálogo

Los enojos de los niños

Muchas veces los niños en etapa preescolar reaccionan de manera negativa y ofensiva con una pataleta o un berrinche ante los límites impuestos por los padres. Si bien es normal que ellos intenten no acatar los límites y se pongan rebeldes ante imposiciones, puesto son la expresión de una personalidad que se está formando, es importante estar preparados para la reacción negativa e incluso el insulto o la ofensa, para poder reaccionar de la mejor manera.

Las malas reacciones de los niños ante los límites

Cuando el niño se enoja por algo con sus padres, puede reaccionar muy mal y ser muy cruel. Como adulto es fundamental dejar de lado el orgullo y la sensibilidad y actuar maduramente. Que un niño diga: “Ya no te quiero” cuando uno lo regaña, no quiere decir que sea real, sino que es su manera de manifestar su enojo y también una manera de manipular la situación. Por ello, el adulto tiene que tomar el insulto o la agresión como una respuesta natural del niño que está aprendiendo a manjar las frustraciones y ayudarlo en ese proceso.

Cómo reaccionar ante los enojos del niño

Responder a las agresiones del niño elevando el tono de voz o diciéndole algo peor, no es la solución. Tampoco alterarse y dejar que el niño note que lo que ha dicho realmente ha afectado.

Cuando se da una orden al niño como por ejemplo: “Ordena tu habitación” y el responde “no quiero, te odio”. La mejor respuesta es: “muy bien, pero deberás ordenar igual tu habitación”. “Si quieres yo puedo ayudarte”.

Lo ideal es esperar a que el niño se calme e intentar explicarle que no debe reaccionar de esa manera, que no puede ser grosero ni agresivo con papá y mamá porque ellos lo aman y quieren lo mejor para él.

Cuando los enojos y los berrinches del niño preocupan

Como ya se mencionó antes, las rabietas y los enojos del niño, constituyen el choque entre la personalidad del niño en desarrollo y la voluntad de los padres. El niño en su búsqueda de realizar cosas por sí solo, de demostrar que puede hacer las cosas como quiere, de llamar la atención o demostrar poder, utiliza los enojos y si no son bien manejados por parte de sus padres, se pueden transformar en un mal hábito; en una forma de conseguir lo que quiere.

Un niño mayor de 4 años no debería demostrar este tipo de reacciones ante la frustración, puesta que ya tendría que haber aprendido a manejarla. Sin embargo, puede pasar y de hecho pasa, que hay adultos que no saben manejarla y la única manera que conocen para demostrarla es el enojo. Pero claramente no es el mejor camino y como padres hay que buscar ayuda para que los hijos logren maneras más saludables de manejar sus frustraciones y enojos y no usen las rabietas como la forma por excelencia.