La televisión y los niños

La televisión no debe servir a modo de niñera, sino como un entretenimiento para ciertos momentos.

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Foto cortesía de MikeWebkist - Flickr.com

Es un hecho indiscutible que la televisión ocupa en la actualidad un lugar de privilegio dentro del ámbito familiar; condicionando la distribución del tiempo y el espacio en lo que se refiere a comidas, actividades, la hora de ir a la cama, etc.

La televisión incrementa la atención visual y auditiva de manera muy intensa, de modo que ambas disminuyen los estímulos percibidos por los otros sentidos.

Los efectos de la TV en niños pequeños

El niño pequeño precisa que las imágenes de las personas y los objetos de su medio familiar mantengan cierta constancia, esto es, que estén presentes de manera continua, con cierta permanencia para poderlas registrarlas claramente en su memoria. Entonces como la televisión muestra imágenes fugaces, éstas se convierten en una fuente de vivencias confusionales y terrorificas para él.

Por otra parte, todos los ruidos (explosiones, exclamaciones, etc.) que aparecen en la televisión, perturban la atención acústica. Estos ruidos se incorporan al inconsciente como barullo confusional. Es así que hay muchos niños tardan en adquirir el lenguaje, debido a que en su mente impera el ruido y el desorden.

¿Qué pasa con los niños que pasan muchas horas frente a la TV?

Los niños que dedican mucho de su tiempo a mirar televisión, tienen pocas posibilidades de realizar otras actividades muy importantes para su desarrollo y crecimiento fisco y mental como por ejemplo:

  • Dibujar
  • Hacer deporte
  • Leer
  • Interactuar con su familia
  • Jugar con sus pares

Los niños que dedican muchas horas a mirar televisión, presentan:

  • Dificultades de concentración
  • Aturdimiento
  • Fatiga
  • Tensión nerviosa
  • Comportamiento agresivo
  • Pesadillas
  • Impaciencia
  • Trastornos del sueño
  • Dependencia
  • Pasividad

Otro aspecto muy importante a tener en cuenta, es que si el niño se queda despierto en la noche mirando televisión, son menos las horas que dedica a dormir y como consecuencia presentará estados de sobreexitación y ansiedad.

La televisión y la comunicación familiar

Cuando la televisión pasa a ser el centro de atención de la familia, generalmente se impone un gran silencio, no se pueden realizar comentarios, ni preguntas, sólo se permite el sonido y las imágenes que emite el televisor.

Es fundamental que los padres mantengan el control sobre la televisión, actuando con criterios coherentes. Buscar actividades divertidas (juegos, lecturas, deportes, etc.) para que realicen los niños como alternativa, es una buena manera de comenzar a reducir el tiempo que pasan frente a ella.

Conclusiones

Si bien hay numerosas investigaciones y estudios sobre la televisión y los niños que advierten sobre los perjuicios que ésta tiene para ellos, al estar expuestos largos períodos de tiempo a su programación; la realidad muestra que los padres siguen encontrando en ésta una gran aliada, una especie de niñera, que entretiene a sus hijos sin condiciones ni reclamos. Hay que dejar en claro que no está mal que los niños se entretengan un rato mirando algún programa de televisión acorde a su edad, lo que no es saludable, es que pasen horas en esta pasiva actividad, dejando de lado otras actividades que favorecen el movimiento, el desarrollo de sus habilidades motrices y, sobre todo, de su intelecto.