Los hoteles más lujosos de México

México es uno de los países más bellos de América. Hermosas playas, frondosas zonas verdes habitadas por una fauna y flora variadísima, los más destacados tesoros culturales y arquitectónicos legado de los indígenas, todo eso coronado por la hospitalidad de su pueblo.

Los hoteles más lujosos de México
La Casa que Canta

La oferta de hoteles en México es variadísima, los hay modernos, antiguos, tipo hostales, en la playa, en el campo, muy costosos, económicos, en fin, la oferta es prácticamente inabarcable. Hemos decidido mostrar aquí hoteles de 4 y 5 estrellas, elegidos por poseer alguna particularidad destacada.

Las Mañanitas

Ubicado en la conocida ciudad de Cuernavaca, comenzó a funcionar cerca del año 1955 con sólo 5 habitaciones. Hoy es reconocido como uno de los hoteles clásicos de México, y es el más prestigioso de la ciudad. Su fundador es amante de las aves y un reconocido coleccionista de arte, por lo cual el jardín de este hotel es una verdadera maravilla de color, repleta de aves, flores y plantas, adornado por esculturas de los más reconocidos artistas como Francisco de Zúñiga, Luis Cuevas, entre otros grandes.

A lo largo de los años el hotel ha sufrido varias remodelaciones que le han proporcionado cada vez más atractivos, lujosas suites, varias zonas gastronómicas, bella piscina, un elegante y tranquilo spa donde se puede disfrutar de maravillosos masajes con aceites naturales. Pero como dijimos, lo más destacable son los paseos por el jardín, custodiado por árboles centenarios y una colección de aves tropicales. Caminar entre los flamencos, tucanes y hasta un pavo real blanco, es una de las experiencias más reconfortantes que ofrece este hermoso lugar.

Hacienda Uayamón

Este hermoso rancho ubicado a 21 km de la ciudad de Campeche, nació en el siglo XVI como rancho ganadero. A lo largo de los siglos fue prosperando en sus actividades de cría de ganado y cultivos de caña de azúcar, maíz, etcétera. En el año 1911, en el marco de las revoluciones, fue atacado por rebeldes y comenzó a decaer. Fue en el 2000 cuando el Grupo Plan lo transformó en el lujoso alojamiento selvático que hoy es.

Se destaca su cercanía a puntos arqueológicos mexicanos que guardan celosamente el legado de los antiguos mayas, además de los pintorescos pueblitos de la costa.
Las habitaciones son muy lujosas y guardan el estilo colonial. Es muy interesante poder aprender la historia del rancho visitando el calabozo, la capilla, el cuarto de máquinas y la magnífica biblioteca.

Los jardines son hermosos, surcados por caminos que conducen a la casa principal, guardando algunos espacios selváticos, que también poseen senderos para adentrarse y descubrir lo maravilloso de la libertad selvática. Los múltiples estanques, la centenaria gran ceiba, que se erige majestuosa en el principal jardín, invitan a atardeceres tibios y perfumados por los aromas de la naturaleza.

La Casa que Canta

Ubicado sobre un acantilado de la Bahía Zihuatanejo en el margen mexicano del Pacífico, parece que más que construirlo, un artista lo esculpió en la propia piedra del acantilado. Se encuentra muy cerca de la turística ciudad de Acapulco, pero es un lugar mucho más tranquilo y relajado que la ciudad portuaria.

La construcción consta de diferentes niveles, los materiales son nobles y autóctonos, madera, paja, adobe, todo decorado al tradicional estilo mexicano, con muebles y obras de artes construidas por manos lugareñas. La piscina es un verdadero sueño, se pueden pasar horas disfrutando de la magnífica vista de la bahía. En cada rincón de la casa, las olas cantan su suave melodía oceánica.

La Casona de Tita

En este lugar se respira el aire de Oaxaca, esta casona fue construida en el siglo XIX y posteriormente restaurada. Hoy cuenta con sólo 6 suites, que conservan la elegancia y la luz de la arquitectura contemporánea, decoradas con piezas antiguas y detalles oaxaqueños.

El patio cuenta con una bellísima fuente de estilo, con sólo contemplarla se siente mucha paz. Este confortable y mágico lugar posee domos en cada una de sus habitaciones, que pueden ser controlados desde el lecho para hacer entrar a la habitación la luz natural. El comedor principal, lleno de sol, invita a un desayuno típicamente mexicano, que se basa en recetas de familia, mermeladas frescas de frutas estacionales y pan recién horneado en la misma casona.