¿Es verdad que según lo que comas será un varón o será una niña?
Ya no sería el hombre el único en determinar el sexo del bebé, sino que la mujer y su alimentación también jugarían un importante rol en ello.
Ya no sería el hombre el único en determinar el sexo del bebé, sino que la mujer y su alimentación también jugarían un importante rol en ello.
Desde siempre han existido mitos y creencias populares, según las cuales no es solamente el padre el que determina el sexo del bebé, sino que ciertos procedimientos favorecerían a uno (nena) u a otro (varón) dependiendo de cuál de ellos se aplicara. Por ejemplo, la practica de distintas posiciones durante el acto sexual, el momento en el que se produce el coito (para tener una niña: los días pares del mes, para tener un varón: los impares), el lado de la cama del que duerme el hombre (para un niño debe dormir del lado izquierdo), entre muchos otras. Mitos sin razón, pero cómo perduran...
Pero todos ellos, obviamente, carecen absolutamente de asidero científico y no se basan más que en la sabiduría popular. Sin embargo, se vienen realizando estudios e investigaciones en esta línea, que sugieren que la alimentación de la madre podría determinar el sexo del bebé.
Si bien el sexo lo determina genéticamente el padre con el cromosoma X o Y que aporta su esperma, la dieta realizada por la madre previo a la concepción, podría resultar favorable a la formación de un embrión femenino o uno masculino. En este sentido son tres los estudios e investigaciones que se mencionarán.
Primer estudio
Por un lado, los estudios efectuados por la bioquímica argentina Adriana Baretta publicados en su libro “¿Niño o niña? Ya puedes elegir”, según los que la alimentación que reciba la madre antes de la gestación es básica para determinar el sexo del bebé.
Así, el incremento de alimentos ricos en calcio y magnesio favorecería la fecundación de niñas, a la vez que una en sodio y potasio la de varones.
Segundo estudio
Por otro lado, hay una investigación realizada en ratones por investigadores de la Universidad de Pretoria de Sudáfrica, que también sugiere un nexo entre la alimentación de la madre y el sexo del bebé.
Los resultados arrojados demostraron una relación entre el alto nivel de azúcar en sangre y la mayor fecundación de ratones macho y viceversa (bajos niveles más hembras). Este estudio estaría estrechamente ligado a la creencia popular según la cual, comer carne roja y alimentos con alto contenido en sodio favorece la concepción de un niño, mientras que los vegetales y chocolates la de una niña.
Tercer estudio
Por último, un estudio hecho por investigadores de las universidades de Exeter y Oxford de Inglaterra a 740 británicas embarazadas, publicado en Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, también encuentra una asociación entre la alimentación de la madre y el sexo del bebé.
Alimentos con alto contenido calórico y con más cantidades de nutrientes como potasio, calcio y vitaminas C, E y B12, así como cereales, ingeridos antes y durante la concepción, incidiría en la fecundación de un varón, mientras que los de bajo contenido fomentarían la de una niña.
Los resultados aportados por estas investigaciones, conjugados con el control del ciclo menstrual (está demostrado que mantener relaciones sexuales durante la ovulación propicia la fecundación de varones, a la vez que durante las 48 horas previas la de niñas) y los tests de ovulación (indican la fecha próxima de la ovulación) son una excelente alternativa para quienes tienen preferencias por un sexo determinado.
Afirmar como una verdad absoluta que la alimentación de la madre previa a la concepción contribuye a establecer el sexo del bebé, sería erróneo. Ya que aún no hay conclusiones demasiado firmes al respecto y los estudios mencionados son sólo el principio, el punta pie inicial para posteriores investigaciones que avancen en esta línea. Pero sin duda, son de gran utilidad para el mundo científico y para aquellas parejas que desean determinar el sexo de su bebé, de un modo natural, sin tener que recurrir a la manipulación genética.
Pero los cambios en la alimentación de la mujer con estos fines, deben ser controlados por un especialista. Ya que realizar grandes modificaciones en la dieta, lejos de ser beneficiosos puede resultar perjudicial para la salud tanto de la futura madre como de su futuro bebé.