Aprendiendo a ser padres
No se trata de la llegada del primer hijo, el aprendizaje de la paternidad, comienza con cada nacimiento y continúa en cada etapa del crecimiento y desarrollo de los niños hasta su independencia. Es una relación experimental porque cada hijo es diferente.
No se trata de la llegada del primer hijo, el aprendizaje de la paternidad, comienza con cada nacimiento y continúa en cada etapa del crecimiento y desarrollo de los niños hasta su independencia. Es una relación experimental porque cada hijo es diferente.
Desempeñar el rol de padres, es un oficio que se aprende ejerciéndolo. Se estudia durante años, y se practica a través de pasantías, para ser un buen profesional, igual sucede con los deportes, la formación artística, gastronómica o comercial, entre otras muchas opciones de aprendizaje. Ser padres, es algo mucho más transcendental no existe material de apoyo suficiente, o asesoría especializada, que pueda preparar integral y profesionalmente a los padres, para realizar la tarea de traer al mundo a un hijo, cuidarlo, protegerlo, alimentarlo y educarlo por espacio de 20 años o más, sin cometer errores, sin improvisaciones, comprometiéndose además, a garantizar el resultado final.
Afortunadamente, cada vez, son más las personas que toman esta decisión de manera consciente y bien planificada, y se preparan para recibir al hijo con el máximo de conocimientos posibles, dispuestos así mismo, a explorar facetas desconocidas de la propia personalidad, que sólo se ponen de manifiesto, en esas circunstancias especiales.
Padres hoy
Entre los muchos cambios que se aprecian en la sociedad desde mediados del siglo pasado, la figura de los padres, es una de las que más ha evolucionado. Comparado con su padre y abuelos, el papá actual, experimenta y disfruta su papel de manera auténtica, estrechamente cercano a su hijo, se permite expresar ternura, comparte las tareas domésticas, los cuidados y la atención del bebé con su pareja. Ya no es sólo el proveedor orgulloso y lejano, que ejerce la autoridad de manera incuestionable. Ahora es un aprendiz, que consulta libros de puericultura y asiste al pediatra, con verdadero interés y entusiasmo.
Por su parte mamá se siente acompañada y confía plenamente, en la capacidad y habilidades de su compañero, para atender no sólo al bebé, sino a ella también, en caso de necesitar unos días de reposo. Quizás dedique los primeros meses exclusivamente a su hijo, mientras se organiza para volver a sus actividades personales, apenas deje de amamantar. O decida acompañar al bebé los primeros años sin perderse un solo detalle de su crecimiento y desarrollo, sin que ello signifique que no tiene aspiraciones y metas propias. Ambos, papá y mamá, gozan hoy de libertad, para vivir la llegada del hijo, sin atender patrones y estereotipos obsoletos.
Lección No. 1
La manera más sencilla de criar a un hijo, es hacerlo guiándose por tres elementos básicos: Instintos, amor y responsabilidad.
- Instintos: La capacidad para cuidar y proteger a un descendiente, es innata y obedece a una elementar norma de supervivencia de la especie. Los padres intuyen el peligro, aun durante el sueño profundo, sus sistemas nerviosos se tornan especialmente sensibles a las necesidades del bebé, y pueden llegar a percibir cualquier cambio por pequeño que sea, en la manera de llorar, la temperatura corporal, el apetito, el sueño y otras funciones vitales. Apelan a todos los conocimientos y experiencias adquiridos durante sus vidas, para resolver dudas, hasta el punto de recibir información inconsciente de la memoria genética. Es decir, la naturaleza provee a los padres, de múltiples recursos, para garantizar que el infante, alcance el desarrollo pleno y complete su ciclo de vida.
- Amor: Administrado con equilibrio, el amor conduce a los padres, a prodigar al hijo de manera espontánea y natural, cuidados, alimentación, protección, afecto, y a velar por satisfacer todas sus necesidades. Facilita la comunicación y el entendimiento, fortaleza la autoestima. Es una emoción que impulsa a buscar el bienestar de los seres queridos
- Responsabilidad: Equilibra el amor, ajustando las dosis de complacencias, para la propia seguridad y el desarrollo del niño, de manera que ante una petición riesgosa, alguna conducta inapropiada, o la necesidad de enseñarles a valerse por sí mismos, los padres responsables enseñan, corrigen y ponen límites a sus hijos
- Entienda que no hay padres perfectos ni infancia perfecta
- Es casi seguro que, ante las demandas y necesidades del niño, responda según su propia experiencia como hijo. Si la experiencia fue positiva o negativa, así serán sus reacciones. Preste mucha atención
- Organice su tiempo para minimizar los efectos de las ausencias laborales y de otros compromisos
- Viva cada etapa a la vez. En el transcurso del crecimiento y desarrollo del niño, se irán presentando nuevas conductas, y cambios en gustos y preferencias. Esto puede generar incertidumbre, por consiguiente, no está demás que busque información acerca de las diferentes etapas del desarrollo infantil, hasta llegar a la adolescencia
- Sea lo más paciente posible, tanto con su hijo como con usted mismo y con su pareja. La familia en pleno está aprendiendo. Olvídese de los hábitos y recuerde que la dinámica del hogar está en constante cambio
- Recuerde que no todo depende de los padres. El carácter de los hijos, su estado de salud, la relación con el resto de la familia, en especial de los abuelos, entre otros, son factores que cuentan en la etapa de crianza
La conjunción de estos tres elementos, garantiza en buena medida, el ejercicio de la maternidad y la paternidad, de una forma segura y nutritiva para el niño.
Consejos para un aprendizaje positivo
Por último, tenga presente que no todo es preocupaciones y estrés. Fomente el sentido del humor, enseñe a sus hijos a reírse, a sentir y expresar alegría, diviértanse juntos. Para usted será muy gratificante y a ellos les dará la seguridad de vivir en un hogar cálido y feliz.