El líquido amniótico

Calentito, confortable y protegido, el bebé flota placidamente en el líquido amniótico.

El liquido amniotico

El líquido amniótico es un fluido incoloro, claro o ligeramente amarillento, integrado por agua, células del bebé, nutrientes y desechos fetales. Su composición varia en el transcurso del embarazo; es similar al plasma materno y posee una salinidad parecida a la del mar. Se encuentra dentro del saco amniótico y es lo que rodea al bebé dentro del útero y lo mantiene protegido y resguardado.

Se forma hacia la cuarta semana de gestación, al principio es la madre la única que interviene en su producción (a través de la placenta), pero después de la semana 20, aproximadamente, la orina del bebé también contribuye en su formación (el 90% del líquido es producido por los riñones del bebé renovándolo varias veces en el día).

El líquido amniótico está permanentemente circulando dentro del útero, el bebé lo traga, lo inhala y lo elimina a través de la orina. Pero esto no significa que esté conformado sólo por la orina del bebé, ya que la mayor parte de los desechos fetales son removidos por medio de la placenta y posteriormente filtrados por los riñones de la madre.

Para qué sirve el líquido amniótico

  • Para proteger al bebé de posibles golpes, traumatismos externos (funciona como un amortiguador)
  • Para mantenerlo calentito
  • Para promover el desarrollo de sus pulmones
  • Para alimentarlo (el bebé traga líquido y este le aporta hasta un 10% de las proteínas necesarias)
  • Para permitir que el bebé se mueva dentro del útero
  • Para ayudar a que sus huesos y músculos se desarrollen uniformemente

Dentro del útero, el bebé flota placidamente en el líquido amniótico. Hasta las semanas 28 – 32 de gestación, el líquido aumenta en volumen (llegando a un máximo de 1 litro), se mantiene hasta que el bebé completa su desarrollo (entre las semanas 37 y 40); momento a partir del cual comienza a disminuir.

A través de una muestra de líquido amniótico (amniocentesis) se pueden determinar el sexo del bebé, su estado de salud y desarrollo, así como la presencia de malformaciones y enfermedades cromosómicas.

Patologías relacionadas con la presencia anormal de líquido amniótico

Hay algunos embarazos en los que la producción de líquido amniótico puede ser escasa o excesiva. Estas patologías se denominan respectivamente oligohidramnios (se asocia con ruptura prematura de bolsa, embarazo pasado de fecha, disfunción placentaria, anomalías fetales) y polihidramnios (se asocia a embarazos múltiples, anomalías congénitas, diabetes gestacional) y pueden ocasionar trastornos tanto a la madre como al bebé, o ser el indicador de la presencia de otro problema. En uno u otro caso, el médico deberá seguir de cerca el embarazo.

El oligohidramnios puede ser advertido por la madre debido a las pérdidas anormales de líquido, o por el médico a través de una ecografía que determina bajos niveles de líquido amniótico. Por ello, ante la más mínima presencia anormal de líquidos, es imperioso consultar al médico (muchos partos prematuros comienzan con la rotura prematura del saco amniótico ya que la pérdida de líquido estimula el trabajo de parto y en embarazos inferiores a las 22 semanas puede causar un aborto). Mientras que el polihidramnios se puede manifestar mediante molestias y/o contracciones uterinas, así como por el rápido crecimiento del útero.

Cómo reconocer el líquido amniótico

Popularmente se cree todas las mujeres rompen el saco amniótico (la bolsa, o la fuente de aguas) como indicador de que el parto está próximo. Pero en realidad, únicamente el 12% de las embarazadas lo rompen en sus casas, la mayoría lo hace en el transcurso del trabajo de parto e incluso a muchas, es el médico quien se lo rompe.

La ruptura del saco varía de una mujer a otra. Se puede manifestar por la presencia de humedad, goteo o directamente de un chorro importante de fluidos.

Frente a la ruptura de la bolsa, es fundamental prestar especial atención al color del líquido. Si es amarillento, está dentro de lo normal y hay tiempo para llegar a la maternidad o llamar al médico. En cambio si es verdoso o amarronado, puede deberse a que el bebé hizo su primera deposición (meconio) y es indispensable la internación para la valoración del estado del bebé ya que puede haber sufrimiento fetal.

La ruptura prematura del saco amniótico o una fisura en el mismo, puede ocasionar complicaciones (infección y un consiguiente parto prematuro). Pero en muchas ocasiones, la bolsa sana y el embarazo sigue sin problemas hasta el término.