¿Dejar llorar al bebé de noche o acudir de inmediato a atenderlo?

Dependerá de cada bebé, de cada padre; pero el llanto desconsolado y desgarrador no es bueno bajo ningún concepto y para nadie.

Llanto nocturno
Foto cortesía de Simple Insomnia - Flickr.com

Desde que nace el bebé emite sonidos, grita, llora. En los primeros tiempos estas expresiones no tienen una intensión definida, son más bien actos reflejo asociados al placer que les provoca recibir el alimento o las molestias que le producen los cólicos, el hambre u otras situaciones por el estilo. El grito desempeña un papel fisiológico muy importante, ya que con él, el niño aprende a coordinar su respiración en función de la intensidad y duración del sonido.

Los gritos y el llanto del bebé

El grito y el llanto que al principio son reacciones absolutamente espontáneas y fisiológicas, pasan a ser intencionales cuando quienes están cerca del bebé dan sentido a estas expresiones. En un principio no son formas de comunicación, pero pasan a serlo cuando la madre interpreta estas reacciones como signos de las necesidades del bebé. Entonces éste se da cuenta del efecto que producen sus gritos y llantos y los utiliza para conseguir lo que quiere. Es ahí cuando adquieren una intencionalidad y traducen un estado de ánimo, por ejemplo manifiestan la decepción del bebé cuando lo acuestan en la cuna, después de haber estado en brazos de su madre por un rato.

Así los gritos y llantos del bebé asociados al placer, la incomodidad o el malestar, al ser interpretados y respondidos por los adultos, se transforman en señales. A medida que pasan los días, el bebé va expresando su sentir y los padres respondiendo a sus requerimientos. Aprenderán poco a poco a reconocer sus distintos llantos (hambre, dolor, incomodidad, cansancio, inseguridad, dolor, aburrimiento, etc.) y responderán en consecuencia; lo alimentarán cuando llore por hambre, buscarán la causa del dolor o molestia cuando lo vean sufrir, lo acunaran cuando crean que tiene sueño, etc.

¿Cómo responder ante el llanto del bebé en medio de la noche?

Como ya se ha mencionado el llanto es la única forma de comunicación con la que cuenta el bebé para manifestar sus necesidades. Ahora bien hay varias teorías acerca de si es mejor dejar llorar al bebé cuando se despierta en la noche o ir rápidamente a atenderlo.

  1. El método Estivill
  2. Este método fue elaborado por el doctor Eduard Estivill especialista en pediatría y Director de la Clínica el Sueño Estivill (www.doctorestivill.com) quien estudio muchísimo las patologías del sueño infantil y realizó un compendio de ciertas pautas que se desprenden de numerosas investigaciones científicas, acerca de cómo encarar los problemas del sueño infantil y que las plasmó en el libro “Duérmete niño” conocido más popularmente como “Método Estivill”.

    A grandes rasgos lo que Estivill propone son una serie de rutinas para ayudar al niño a dormir solo y en lo que se refiere al llanto nocturno, sostiene que los padres no deben acudir de inmediato ante el llanto del niño, sino que deben mantenerse alejados del dormitorio del bebé e ir teniendo en cuenta una tabla de tiempos en la que se indica cómo actuar en los días siguientes a comenzar a utilizar este método. Por ejemplo: El primer día se acude primero al minuto, si vuelve a llorar a los 3 minutos, luego a los 5 y así sucesivamente se va aumentando la espera a medida que pasan los días y las veces en la noche que el niño se despierta llorando. Además recomienda que consuele al bebé un solo padre, es decir que no vayan ambos a la habitación y sin que exista contacto físico, le hable expresandole, en no más de 10 segundos, que sus padres lo aman, que están allí pero, que él debe aprender a dormir solo. Los primeros días el bebé llorará mucho y uno de sus padres tendrá que acudir a consolarlo unas cuantas veces, pero con el correr de los días serán cada vez menos, hasta que deje de llorar y aprenda a dormir solo.

    Este método según los que lo han probado tiene un 95% de efectividad.

  3. La teoría de Rosa Jove
  4. La psicóloga Rosa Jove autora del libro “Dormir sin Lágrimas” como el propio nombre de su obra lo indica, no es partidaria del método Estivill ni de ninguno que proponga dejar llorar al bebé, ya que sostiene que lo que logran este tipo de técnicas es un shock emocional en el niño y le enseñan que su llanto (única forma de expresión) no sirve para conseguir lo que quieren, lo que a la larga trae aparejadas consecuencias negativas (depresión, trastornos de apego, ansiedad, etc.) en el niño en el corto, mediano y largo plazo.

    Ella es partidaria del contacto físico entre la madre y el bebé, el apego y el colecho (dormir con el bebé en la misma cama, o con una cuna especial que vaya pegada a la cama de los padres y pueda unirse a la misma) ya que sostiene que así si el bebé se despierta volver a dormirse le será mucho más sencillo, ya que su madre está a su lado para atenderlo de inmediato. Así tanto el bebé como la mamá concilian el sueño más rápidamente y sincronizan los tiempos de sueño con mayor facilidad.

Conclusiones

Lamentablemente para aquellos padres que están desesperados y agotados por el cansancio que les produce no dormir de noche a causa del llanto de sus hijos, no hay métodos, ni soluciones mágicas que puedan aplicarse indistintamente a todos los niños por igual. Cada bebé es único y tiene tiempos y necesidades propias y distintas. Tan sólo sus padres podrán aprender a identificarlas y satisfacerlas, pero eso lleva tiempo, es un proceso trabajoso pero que da frutos muy satisfactorios para ambos. Como ya se mencionó las soluciones mágicas no existen y ambos métodos, tanto el Estivill como el de Java, tienen sus pros y contras y serán más recomendables para algunos y niños y no tanto para otros. Pero algo que debe quedar claro es que el bebé siempre llora porque le pasa algo y dejarlo llorar desconsolada y desgarradoramente no soluciona nada. Los padres se enloquecerán luego de un rato de oírlo llorar y él puede sufrir espasmos del sollozo (dejar de respirar) o incluso sufrir una convulsión.

El llanto del bebé es la señal de que necesita a sus padres y quiere que lo atiendan. A medida que lo vayan conociendo, aprenderán a leer y responder a sus distintos llantos a través del ensayo y el error. Los bebés no vienen con un manual de instrucciones, por ello es función de los padres aprender a identificar sus necesidades y responder en consecuencia.