Una buena guardería puede compensar un clima hogareño hostil
Un ambiente cálido y contenedor fuera del hogar puede subsanar la falta de cariño y contención en el seno familiar.
Un ambiente cálido y contenedor fuera del hogar puede subsanar la falta de cariño y contención en el seno familiar.
En la actualidad, debido a las obligaciones laborales de la mayoría de las familias, los niños deben concurrir a la guardería desde edades muy tempranas. Por supuesto que hay teorías a favor y en contra de las guarderías. Muchos de los detractores de éstas argumentan que los niños no estarán con ninguna otra persona tan bien como con su mamá, lo cual puede ser cierto; pero en vista de las necesidades económicas o profesionales, muchas mujeres no pueden o no quieren darse el lujo de abandonar sus trabajos para cuidar a sus niños hasta que éstos sean seres independientes como solía suceder en el pasado o dejarlos bajo el cuidado de las abuelas, puesto que ahora también trabajan. Otros a favor de estos centros, los promueven como los mejores lugares para los niños.
Obviamente que como en todos los aspectos de la vida, hay un punto medio, las guarderías tienen pros y tienen contras y habrá que poner en la balanza y ver que pesa más a la hora de decidirse a mandar a un hijo a ellas.
Pero un estudio recientemente publicado en la revista “Child Development” señala que una buena guardería puede contribuir a sortear los efectos negativos (disminuir el riesgo de problemas emocionales y de conducta) de un ambiente familiar complicado. Esto es bastante lógico, pero no por ello menos significativo; los niños encuentran en la guardería la contención, estabilidad emocional y muchas veces el afecto, que no tienen en su hogar.
Dicho estudio, se basó en dos grandes investigaciones en las que se dio seguimiento a un grupo de niños desde que nacieron hasta los cinco años, centrándose principalmente en los de edad preescolar (de 2 a 5 años).
Según los investigadores, las familias de hogares complicados, presentaban menor contención, aceptación y sensibilidad con los niños y estos tenían menos oportunidades de aprendizaje.
Y cuando se combinaba un ambiente hostil con una mala guardería (pocas oportunidades de aprendizaje, cuidadores que hablan mal a los niños, poco sensibles y afectuosos); el combo daba un resultado muy negativo: Los niños presentaban mayores problemas emocionales y sociales, se mostraban temerosos, agresivos, ansiosos, poco amigables y abiertos a socializar con otros niños.
En tanto una buena guardería, de alta calidad, puede favorecer que los niños aprendan a expresarse e interactuar con los demás de modo positivo, en un buen ambiente, emocionalmente seguro que les permita aprender, crecer y desarrollarse desde lo cognoscitivo, lo motor, lo emocional y lo psicosocial.
Cuando el hogar carece de un ambiente armonioso, contenedor por diversas causas (padres separados, multiempleo, estrés, cansancio, etc., la institucionalización puede ser una buena opción y otorgar múltiples beneficios a los niños.
Reconocer una buena guardería puede llevar tiempo y dedicación, pero finalmente redundará en importantes beneficios para los niños.
Algunos aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de elegirla son:
- Que el lugar esté correctamente higienizado, que sea amplio y seguro
- Que cuenten con personal suficiente para atender las necesidades de cada niño, y que esté capacitado, con la aprobación y la habilitación correspondientes
- Que fomenten los buenos hábitos (la higiene, los cuidados personales, el compañerismo, la solidaridad, etc.)
- Que fomenten y estimulen las relaciones interpersonales de los niños con el fin de facilitar su proceso de socialización
- Estimulen el desarrollo psicomotor, cognoscitivo, intelectual y lingüístico