La dieta de las embarazadas condiciona los gustos futuros de sus bebés
Para el feto todo lo que llega al útero materno es bueno y por ello lo prefiere.
Para el feto todo lo que llega al útero materno es bueno y por ello lo prefiere.
Existe bastante evidencia científica que indica que los bebés adquieren el sentido del gusto dentro del útero de su madre. Ya desde el comienzo de la gestación reconocen el gusto del líquido amniótico y entre las semanas 24 y 32 diferencian los sabores agrios de los dulces.
Ahora existen estudios que afirman además, que la alimentación de la madre durante el embarazo, condiciona las preferencias de gustos y olores del bebé en el largo plazo, lo que constituye un dato importante para la salud pública, ya que condiciona la anatomía sensorial del niño en el futuro.
Estudio realizado por científicos de la Universidad de Colorado
Un grupo de científicos de la Universidad de Colorado en Estados Unidos liderado por Josephine Todrank, realizó un estudio en ratones de laboratorio embarazadas que fue publicado en el número del 1 de diciembre de 2010 de la revista Proceedings of the Royal Society B. En el se concluye que la dieta de la futura mamá influye en los gustos alimenticios del bebé, ya que estos pueden registrar dentro del útero los olores y sabores de los alimentos y bebidas que ellas ingieren, lo que modifica la estructura de los glomérulos olfativos del cerebro, y marca una tendencia en cuanto a la preferencia por aquellos olores y sabores que conocieron durante la gestación.
Para realizar este estudio, los investigadores alimentaron a algunos ratones con comida sabrosa y a otros con insulsa. Observando que al nacer los bebés, aquellos cuyas madres habían recibido una dieta sabrosa, presentaban glomérulos de mayor tamaño y manifestaban preferencia por el sabor contenido en aquella.
Descubrieron también que el sentido olfativo de los ratones bebés había sido alterado por los alimentos consumidos por sus madres durante la gestación. Según Todrank, la exposición dentro del útero a ciertos olores o sabores, además de marcar una preferencia por ellos, es una clara muestra del desarrollo del cerebro.
Para el feto todo aquello que está en el útero materno es bueno y por ello lo prefiere. Por lo cual beber alcohol durante el embarazo, además de los nocivos efectos que está comprobado tiene en el desarrollo y salud del feto (como por ejemplo; Síndrome alcohólico fetal que puede conllevar anormalidades físicas o funcionales), puede producir de acuerdo a este estudio y a algunos otros que van en esta misma línea, una vulnerabilidad mayor en los hijos de madres consumidoras de alcohol, a tener problemas con la bebida en algún momento de sus vidas. Estudios realizados por Steven Youngentob de la Universidad de Nueva York, encontraron que el sistema nervioso del feto en desarrollo se acostumbra al aroma y al sabor del alcohol cuando este ingresa al líquido amniótico a través de la placenta.
Según los científicos de la Universidad de Colorado, teniendo en cuenta que el desarrollo de todos los mamíferos es muy similar, los resultados de este estudio pueden trasladarse perfectamente a los seres humanos.
Para Diego Restrepo, profesor de biología y director adjunto del centro de neurología de la Universidad de Colorado, muchas de las enfermedades que en la actualidad afectan a la sociedad, se deben a la falta o el exceso de ciertos alimentos lo que podría ser consecuencia de esa preferencia que se gesta ya dentro del útero.