Aprender a vivir solo
Un importante camino a recorrer para aprender a estar con uno mismo y afrontar mejor las relaciones
Un importante camino a recorrer para aprender a estar con uno mismo y afrontar mejor las relaciones
Una persona puede tener que afrontar vivir sola por diversas razones: separación de una pareja, fallecimiento, por opción, etc. Sea como sea, vivir solo no es tarea sencilla y se debe aprender a hacerlo. El ser humano es, fundamentalmente, un ser social, que necesita de los demás para construirse a si mismo, para consolidar y ratificar su autoestima, ya que la misma se forja diariamente en la interrelación con las personas del entorno.
Cuando uno se enfrenta al hecho de tener que vivir solo, por la razón que sea, una inmensa sensación de vacío, de soledad, se apodera de uno. Si bien la pérdida del otro (sobre todo cuando se trata de una muerte o de una separación dolorosa) puede ser irrecuperable, no debería transformarse en una situación paralizante e irremediable.
Si bien, al principio, la soledad puede resultar dolorosa, difícil de transitar, es importante afrontarla e interpretarla como una buena oportunidad para estar con uno mismo, conocerse, y mejorar la autoestima, saliendo victorioso de esa experiencia y capacitado para vivir y disfrutar plenamente de la vida.
El temor a estar solo, puede llevar muchas veces a algunas personas que se jactan de no saber vivir solas, a mantener y perpetuar relaciones sin sentido, que saben que no van a funcionar, pero cuyo único cometido es escapar de la soledad.
El estigma de la soledad
Si bien es lógico y entendible que las personas huyan a la soledad, esto no puede suceder a cualquier precio. Tal vez haya detrás de este temor un poco de estigma social, que asocia a la soledad con el fracaso. Sin embargo, el éxito no significa estar acompañado, sino tener la habilidad de estar en soledad, crecer y fortalecerse de ella; de modo tal que las futuras relaciones sean afrontadas con mayor entereza y sabiduría.
La idea de que la felicidad o la plenitud sólo se alcanzan con una pareja; de que somos la mitad de una naranja, de un corazón y necesitamos encontrar a la otra para estar completos y satisfechos, es muy romántica, poética, pero arcaica y falsa.
La relación de pareja se trata de dos individualidades completas (dos enteros) y no de la unión de dos mitades que conforman un entero. Partiendo de esta base, se echa por tierra aquel concepto de no estar completo hasta no hallar al compañero/a ideal.
Algunas sugerencias para aprender a vivir solos y desde ese aprendizaje construir relaciones más sanas para el futuro:
- Continuar con una relación que no funciona sólo por no afrontar la soledad no es sano para nadie
- Manifestar la disconformidad con determinados comportamientos de la pareja por temor a ser abandonado y quedarse solo, no favorece ni a la relación, ni a uno mismo
- Es muy importante evitar las conductas que son utilizadas como paliativo para no estar solo
- Planificar actividades gratificantes, que levanten la autoestima es una excelente manera de hacerle frente a la soledad y salir victoriosos
- Fomentar y mantener la confianza en uno mismo
- Aprovechar la soledad y tener más tiempo para estar con uno mismo, es bueno para reencontrarse, hacer introspecciones, replantearse las cosas, tomar decisiones, emprender nuevas actividades, objetivos, etc.
- No apurarse a comenzar una nueva relación, darse tiempo para estar solo, disfrutar de esos momentos, de esa intimidad, de modo que cuando se de la oportunidad de conocer a alguien y comenzar con una nueva relación, se esté seguro de la decisión que se ha tomado
La soledad, aunque parezca contradictorio, es una buena compañera cuando se la sabe manejar, y sacar de ella el mayor provecho en beneficio propio. Es la mejor opción para aprender a vivir con uno mismo y entender que la armonía, la paz mental y espiritual solamente pueden hallarse dentro de uno mismo. Y así, en caso de que aparezca la persona indicada, se puede emprender una vida juntos, impulsados por el sentimiento del amor y no por el del temor a la soledad.