La otra cara del bullying: perfil del que lo ejerce
El victimario es parte importante de la solución al bullying y considerar su perfil, qué hay detrás de su violencia hacia los demás puede ayudar a cortar el cirulo vicioso y evitar que se perpetúe y naturalice.
El victimario es parte importante de la solución al bullying y considerar su perfil, qué hay detrás de su violencia hacia los demás puede ayudar a cortar el cirulo vicioso y evitar que se perpetúe y naturalice.
Mucho se ha hablado con respecto al bullying pero siempre desde la perspectiva de la víctima y poco desde la del agresor. Si bien se conoce que quienes suelen ejercer acoso escolar, suelen ser niños con falta de empatía, con rol de líderes; se desconoce, en muchos casos, qué hay detrás y cómo actuar al respecto tanto desde la casa, como desde las instituciones educativas.
Perfil del acosador escolar
Flavia Sinigagliesi coordinadora del Equipo Bullying Cero Argentina del Grupo Cidep, señala con respecto al niño o adolescente que hace bullying:
No hay un perfil determinado (…) sólo se sabe que es un chico que aprendió un modelo de éxito con la violencia.
Por su parte Javier Miglino, de la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras, aporta sobre el perfil del acosador:
Ejerce una situación de liderazgo de manera tal que lo que hace él produce imitación en los demás, encuentra a la víctima y por último no tiene ningún tipo de freno. Ahora si se llega a una instancia judicial en la que vienen los padres y los directivos, inmediatamente cuando el chico se entera de todo el daño que causó, no lo puede creer.
La responsabilidad del entorno
Entorno familiar del niño acosador
Violencia intrafamiliar
Es común en los casos de bullying, que el entorno familiar de los acosadores también sea violento y ellos reproduzcan esa violencia en otros ámbitos. Sin embargo, no siempre es fácil para los padres poder aceptar que existe un problema y que ellos son, en alguna medida, los grandes responsables de las malas conductas de sus hijos.
Genaro García Hernández, responsable del área de Orientación Educativa de la escuela Secundaria Técnica 43 Luis Enrique Erro de México, señala sobre esto:
Son jóvenes que de alguna manera son violentados también y entonces lo que hacen es buscar a otro más débil para ellos ser superiores.
El ejemplo empieza por casa
Siguiendo con el punto anterior, mucho se ha dicho que los niños aprenden por imitación. Es así, que si desde casa los padres se comportan de forma violenta con el prójimo; se burlan de los defectos o fallas de los demás, son despectivos con lo diferente y poco empáticos, muy probablemente sus hijos repitan ese mismo modelo fuera de casa.
Poca tolerancia a la frustración
Cuando los niños no tienen límites claros, desarrollan una baja tolerancia a la frustración. Es así, que cuando no obtienen aquello que quieren en el momento que lo desean se enojan, se irritan y se ponen violentos.
Cómo actuar como padre del niño acosador
Javier Miglino señala con respecto a cómo deben actuar los padres del niño acosador:
El padre del chico acosador tiene que tener conciencia de que lo que está haciendo el chico no es un juego, no es una cosa divertida. Está, sin darse cuenta, creando una persona violenta, que se aprovecha del dolor del otro, porque el bullying es continuado y violento, no es simplemente una cargada o una pelea como hemos tenido todos.
La psicóloga chilena Alejandra Rivera, recomienda a los padres de niños o adolescentes acosadores desaprobar su conducta:
…hablar con él para que eso termine, dejando claro que estarás atento para que ya no se produzca, pero además hay que orientarlo de modo que pueda comprender que no gana buscando estar por encima de los demás, de hecho, debe saber que hacer bullying a otro compañero no lo hace más fuerte, al contrario, lo hace más débil.
Agrega que no necesariamente la responsabilidad sea exclusiva de los padres:
No ha sido un mal padre, pues cada caso en particular de acoso escolar tiene causas distintas. Es verdad que una de ellas puede ser los modelos conductuales a los que el niño o adolescente ha estado expuesto, en donde ha recibido mensajes de papá o mamá de la agresividad. Pero también hay otras causas hasta de tipo neurológico. Por ejemplo, un alumno que tenga Déficit de Atención con Hiperactividad es más propenso porque es inquieto y tiende a tener menos control de sus impulsos, de modo que sus interacciones se influencian bajo ese contexto.
Como padres es fundamental fomentar la empatía en nuestros hijos, esforzarnos por no reproducir maltrato o formas violentas que ellos puedan imitar y promover la reparación del daño emocional y psicológico ocasionado a la víctima.
Qué hacer desde las instituciones educativas
La responsabilidad es compartida entre el entorno familiar y el escolar. Si bien, en primer lugar se educa en casa y el niño ya llega a la escuela con un aprendizaje en valores y comportamiento que luego repite en la institución; desde la misma, donde se producen estos hechos de bullying, se debe tener la capacidad para detectarlos, abordarlos y frenarlos.
En los países primermundistas donde estos temas son abordados desde hace más tiempo, ya se ha constatado el rol responsable de las instituciones educativas en los casos de bullying y cómo deben actuar al respecto. Sin embargo, en América Latina siempre se abordan los problemas de forma tardía y la mayoría de las instituciones educativas no están preparadas aún para hacerle frente. Aunque en estos últimos años se ha comenzado a trabajar desde la prevención, tratando los maestros estos temas en las aulas con los niños y/o adolescentes.
Existen casos en los que el acosador es considerado por los maestros y por las autoridades del colegio como un niño ejemplar y resulta mucho más difícil descubrir su perfil violento. Es así, que por omisión, desconocimiento, minimización del problema o hasta por afinidad con el victimario, los maestros contribuyen a perpetuar el bullying.
Sinigagliesi, aporta sobre este punto:
El caso más complicado es en el cual la docente adhiere y le parece un chico divino, porque no lo ve. El niño realiza la acción justamente cuando no lo ven.
María José Ravelli, responsable del área de Comunicación de UNICEF Argentina, señala con respecto al entorno del acosador:
(…) cuando hay una situación de acoso hay un entorno silencioso, ya sea escolar o familiar, que calla, que mira para otro lado o que no atiende el problema.
La psicóloga del Equipo Diocesano de Niñez y Adolescencia del Obispado de San Isidro (EDNA), en Argentina, María Luján Díaz, aporta sobre el rol de las escuelas:
Hay que trabajar mucho puertas adentro de la escuela, reflexionar sobre cómo se paran respecto de la violencia entre pares, la violencia institucional, generar un proyecto y sí o sí abrirlo a la comunidad. Los casos exitosos que supieron abordar este problema han trabajado en grupo: padres, docentes y alumnos.
Todo lo que no es aprendido en los núcleos familiares es común que recaiga en la escuela que debe formar a los niños como ciudadanos.
Por su parte Alejandra Rivera dice sobre el rol de las instituciones educativas:
…por varias razones los maestros deben ser parte de la solución. El bullying se produce en el entorno escolar, pero además es un fenómeno que no se debe abordar de forma particular con el acto de acosar reiteradamente a otro ni tampoco solo por la víctima o el acosado, porque también se involucran quienes de forma indirecta participan con su consentimiento o con su indiferencia.
Considerar al victimario
La mejor solución al problema del bullying no es ensañarse con el victimario, sino entender que detrás de él existe un entorno violento y ayudarlo a salir del mismo.
La psicóloga y directora del Centro de Estudios y Promoción del Buen Trato de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Ana María Arón, señala sobre este punto:
…no se trata de pescar al que maltrata y proteger a la víctima, sino de crear un clima social escolar que promueva el buen trato.
Es importante atender al agresor para solucionar a largo plazo este problema de fondo. Así lo señala el psiquiatra de la Universidad de Chile, Sergio Canals:
Ellos también tienen un problema en términos de vulnerar a los más débiles, a los distintos y extraños y de alguna manera no sentir en ese momento ningún bloqueo conductual que les impida hacerlo.