Las corrientes del feminismo y su historia
El feminismo, en sus inicios, buscó la igualdad entre el hombre y la mujer. Pero con el transcurrir de los años parece haberse convertido en el caballo de batalla de otras minorías.
El feminismo, en sus inicios, buscó la igualdad entre el hombre y la mujer. Pero con el transcurrir de los años parece haberse convertido en el caballo de batalla de otras minorías.
El feminismo es todo un conjunto de movimientos sociales y políticos muy variados que tiene una larga trayectoria histórica. Encierra dentro de sí una diversidad de tradiciones ideológicas, razón por la cual puede distinguirse muchos tipos de feminismo, los que se diferencian no solo por sus estrategias, sino también por los objetivos que persiguen.
A continuación, se enumeran las principales ramas de esta corriente ideológica. Historia del feminismo:
Primera ola del feminismo
Apareció entre finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. Se centraba en la búsqueda de una igualdad formal entre hombres y mujeres. Se luchaba por el derecho al voto femenino, la no discriminación de la mujer en las leyes y su derecho de acceder a la propiedad en vez de ser simples administradoras de la economía del hogar.
Este feminismo era fundamentalmente liberal y se basaba en los principios de la ilustración, pues partía de la idea de que no existía razón válida para discriminar a las mujeres del principio de igualdad que defendían los intelectuales de la ilustración.
En ese sentido, los reclamos de igualdad tenían su base en el individualismo, es decir, los problemas de la mujer no eran vistos como algo social, sino como una afrenta a su individualidad y a su capacidad para acumular propiedad privada.
Segunda ola del feminismo
Se produjo entre los años 60 y 90 del siglo pasado. A partir de esta época es que los tipos de feminismo se diversifican más al alejarse del individualismo del feminismo liberal.
Esta nueva corriente de feminismo considera que el problema de fondo, es un fenómeno social e histórico, por lo que debe ser enfrentado de una manera colectiva. Puede advertirse en este tipo de pensamiento la influencia de ideas posmodernas y de la dialéctica del marxismo.
En esta segunda ola hacen su aparición dos ramas principales: el feminismo de la igualdad y el feminismo de la diferencia. Estas dos perspectivas se agrupan dentro de lo que se conoce como el feminismo radical, el que concibe que la discriminación hacia la mujer no depende de formas jurídicas concretas, sino que tiene sus raíces en un sistema histórico de opresión económica, política y cultural al que ha bautizado con el nombre de “patriarcado”.
Feminismo de la igualdad
Considera que las mujeres están en la capacidad de acceder al mismo estatus que ocupan solo los hombres. Sostiene, además, que el género es un constructo social que históricamente ha servido para dirigir la opresión hacia las mujeres a través de roles de género, los cuales son asignados artificialmente al nacer.
Esta corriente del pensamiento feminista pone énfasis en la idea de que hombres y mujeres son, por encima de todo, seres humanos más allá de los géneros impuestos. Históricamente, ha sido muy influido por el marxismo, pues se centra en aspectos materiales de las necesidades humanas más básicas y centra su análisis en los fenómenos sociales.
Feminismo de la diferencia
Esta corriente tiene como objetivo acabar con la opresión de las mujeres, sin tener como referencia el estatus masculino. Defiende la idea de reivindicar los valores femeninos y a la vez revisarlos porque considera que los valores femeninos actuales han sido establecidos desde una óptica masculina.
Así, marca distancia con el feminismo que busca la igualdad porque considera que lo femenino necesita su propio espacio para desarrollarse, crecer y perdurar. El feminismo de la diferencia ha sido muy criticado por otras corrientes feministas que lo consideran un defensor de conceptos y no de personas.
Tercera ola del feminismo
Se inicia en los años 90 y continua hasta la actualidad. En esta corriente, el concepto de “lo femenino” se ve influenciado por una serie de valoraciones subjetivas y da cabida a diversos matices como las identidades queer, el feminismo musulmán, etc. Tiene el propósito de cuestionar la perspectiva de la mujer blanca occidental y heterosexual como pilar del feminismo. En esta tercera ola hay un tipo de feminismo que destaca por su diferencia de los anteriores: el transfeminismo.
Transfeminismo
Surge de una de las críticas más radicales que se le hace al binarismo de género (Hombre/Mujer), la teoría queer. Según esta, tanto el género como el sexo biológico con que nace un niño son constructos sociales. En ese sentido, no son solo las personas con características físicas asociadas a lo femenino quienes deben liberarse de la opresión, sino también todo tipo de minorías, incluyendo a aquellas que experimentan su género de manera diferente a lo convencional como los transexuales, por ejemplo.
El feminismo que está presente en el transfeminismo ya no tiene en cuenta el sexo biológico de las personas como el criterio que demarca quién es oprimido y quién no lo es e incorpora otros aspectos de identificación que nada tienen que ver con el género, como son la raza y la religión.