El dinero en la pareja
Suele ser la fuente de numerosos conflictos de pareja, la clave está en la comunicación y en la confianza
Suele ser la fuente de numerosos conflictos de pareja, la clave está en la comunicación y en la confianza
Cuando se comienza una relación de convivencia en la pareja el tema del dinero no parece ser de los más importantes, generalmente se evita porque es poco romántico, demasiado superfluo, para conversar en ese idílico momento en el que se inicia una vida en común. Sin embargo, con el tiempo el problema del dinero y su manejo aparece, ya que es imposible prescindir de él. Por ello, manejar las cosas con claridad desde el vamos parece ser una de las opciones más acertadas en lo que a este tema se refiere.
El dinero como herramienta para ejercer el poder
El dinero ha sido a lo largo de la historia de esta cultura hegemónica, patriarcal y machista, en la que el hombre es quien ostenta el poder, utilizado como forma de dominación. Es decir el hombre, el gran proveedor del hogar, el que trae el sustento a la familia, sometió a través del mismo durante décadas a la mujer, esposa sumisa, agradecida de aquel varón que la mantenía y le daba todo a cambio de que se dedicara por entero a la casa y a los hijos.
Actualmente las cosas han cambiado, ya no son tan desiguales, el hombre ya no es el único proveedor del hogar, aunque la mayoría de las veces por una cuestión de género gana económicamente más que la mujer. Hoy ambos miembros de la pareja trabajan codo a codo, e incluso muchas veces es la mujer quien gana más que el hombre o directamente es la proveedora, al quedar él sin trabajo. Estos cambios generan muchos sentimientos encontrados y contradictorios, sobre todo en el hombre y en menor medida también en la mujer al haber sido educados en esa cultura patriarcal en la que los roles estaban establecidos de antemano de determinada manera y era muy difícil cambiarlos. Si bien en los hechos la situación ha mudado, en las cabezas y en el colectivo social las transformaciones no se dan al mismo nivel. Del lado de los hombres cuesta aceptar no ser ellos los únicos que sustentan la economía del hogar a cambio de una “esclava” las 24 horas del día, quedar en algunos casos a merced de esa compañera que en otros tiempos estaba, por decirlo de alguna manera, bajo su mando y ver debilitada su masculinidad al no ser ese superhéroe del pasado, siendo además en muchos casos censurados socialmente por ellos. En tanto las mujeres quedan un tanto “desprotegidas” al no contar más con esa figura de macho proveedor de antaño.
El dinero en la pareja: ¿Tuyo, mío o nuestro?
La forma de manejar el dinero en la pareja puede ser, y de hecho muchísimas veces lo es, un conflicto permanente si no se establecen pautas claras de antemano. Lo ideal es ni bien se decide iniciar un proyecto común se debe tratar el tema de los ingresos y como se manejarán los mismos, esto es mucho más honesto y sano que dejar que las cosas pasen y cuando los problemas aparezcan no saber como manejarlos o estar desconforme con la forma en que el otro maneja las cosas.
Para ello lo ideal es sentarse con el otro y encarar el tema sin tapujos, ni tabúes, ser honesto con el otro y con uno mismo para llegar a un acuerdo beneficioso para ambos. La comunicación y la confianza son la base de una relación de pareja y en temas como este son la clave del éxito. Cuando ambos miembros de la pareja perciben ingresos la situación suele ser menos conflictiva. Puede haber un fondo común en el hogar o aportar cada uno proporcionalmente a sus ingresos. En todos los casos lo menos recomendable es que cada uno maneje su dinero a espaldas, a escondidas del otro, pero también es una opción y si se desprende de un acuerdo previo, ya que lo fundamental es que las cosas hayan sido habladas previamente. Lo que no se debería aceptar ni tolerar bajo ningún concepto es manipular o ser manipulado económicamente, utilizar el dinero como fuente de poder para someter al otro.
Nosotros: Lo nuestro
Teniendo en cuenta que cuando dos personas encaran un proyecto de vida en común se embarcan en este precisamente como la unión de dos seres que se apoyan, se complementan y no tan sólo como la suma de dos individualidades, lo ideal sería que el dinero fuera de ambos sin importar quien lo aporte. Es decir fuera nuestro dinero que se desprendiera de nosotros pareja y no mi dinero o tu dinero, siendo tú o yo por separado y no nosotros juntos. Pero para ello, hace falta que las cosas estén claras de antemano y que ambos tengan la misma actitud, que apuesten por compartir y no por dividir, por competir a ver quien gana más y quien domina a quien. Que valgan en tanto sus virtudes y no por un poderío económico que redunde en un ejercicio de poder sobre el otro por medio del dinero.