Consejos para ponerte activa
Comenzar ya, buscar compañía, encontrar una actividad física que produzca placer…
Comenzar ya, buscar compañía, encontrar una actividad física que produzca placer…
Al momento de tener que tomar la iniciativa de ponerse activas y en movimiento, muchas mujeres se mienten a sí mismas inventándose millones de exclusas que las alejen de la actividad y en consecuencia de una mejor calidad de vida. “No tengo tiempo para ir al gimnasio”; “No puedo pagar un gimnasio”; “Me aburre hacer gimnasia”; “Empiezo la semana próxima”, etc., la lista de justificaciones es interminable.
Pero todas saben lo importante que es para su salud física y mental el ejercicio físico, además de lo meramente estético. Por ello, para dejar los pretextos de lado y ponerse en movimiento, algunos consejos prácticos:
Tomar la decisión y empezar de inmediato
Planificar que tal día se va a comenzar a hacer ejercicio, para lo único que sirve es para posponer, postergar. Por ello, cuando una decide que quiere empezar, hacerlo en ese mismo momento. Ponerse ropa cómoda y salir a dar una caminata enérgica o a trotar despacito. Hacerlo de manera gradual y progresiva, no enloquecerse la primera vez y hacer de más, porque lo único que se conseguirá es quedar muy cansado y adolorido por lo cual se necesitarán varios días de recuperación y ello cortará la rutina que se había iniciado.
Concentrarse en cambiar hábitos como meta en vez de lograr objetivos
Cuando uno se plantea determinados objetivos como por ejemplo bajar de peso, muchas veces se desanima en el camino por lograrlo porque es largo y trabajoso, no se logra perder peso de un día para otro. Por ello, para que la motivación siga intacta y lograr el cometido final, una estrategia que funciona es cambiar el comportamiento y esa es la primera meta. Ya que cambiar hábitos es algo que debe hacerse diariamente, de manera gradual hasta que deje de ser algo que hay que pensar para hacer y se transforme precisamente en eso que queremos: Un hábito. Una vez que el ejercicio pasa a ser parte de la rutina diaria, al igual que comer o dormir, que se internalizar, se cuestiona y no se buscan excusas como: “estoy muy cansada”; “hoy no me da el tiempo”, etc.
Comenzar despacio
Para empezar es mejor hacerlo de a poco, gradualmente poniéndose primero metas fáciles de cumplir como por ejemplo: 2 veces a la semana salir a caminar 30 minutos e ir paulatinamente aumentando la frecuencia y la intensidad del ejercicio.
No pensar el ejercicio como una obligación sino como un momento para ti
Cuando se logra tomar el ejercicio como un momento para dedicarse a una misma, de distracción, relajación, para despejar la mente y no pensar en obligaciones (trabajo, familia, hogar, etc.), se empieza a disfrutar de este tiempo, por más que implique esfuerzo, trabajo y muchas veces dolor.
Hacer ejercicio en casa
Si ir al gimnasio no es posible porque no hay suficiente dinero o ganas. En casa se puede complementar el trabajo aeróbico que se realiza con caminatas o trotes con algo de ejercicio local utilizando el peso del propio cuerpo.
Salir de casa
Aunque se puede hacer ejercicio en casa, lo mejor es salir, cambiar de ambiente, ver gente, tomar aire, etc. Esto oxigena el cuerpo y la mente, por ello salir a trotar o caminar por la playa o por un parque es muy positivo.
Encontrar una actividad física que se disfrute
El ejercicio no se limita sólo a correr, andar en bici, nadar, hacer aeróbicos, existen una gran variedad de deportes y actividades que pueden resultar gratificantes y ahí está el punto central. Cuando uno encuentra algo que realmente le da placer, lo hace sin cuestionarse y lo hace feliz. Puede ser danza, boxeo, yoga, Pilates, etc. También hallar un gimnasio o centro donde hacer ejercicio que sea del agrado de una, que sea cercano a casa para no usar la excusa de la distancia, en que el ambiente sea agradable, etc.
Conseguir compañía
Encontrar alguna compañía para hacer ejercicio facilita mucho la motivación. Cuando una no tiene ganas la otra la alienta y viceversa.
Ponerse nuevas metas
Una vez que se logran algunos de los objetivos y metas, plantearse nuevos, mayores desafíos, etc. Por ejemplo, si se logró perder el peso que se buscaba, es importante continuar haciendo ejercicio para mantenerlo y no aumentar. Cuando se cae en la pereza y la falta de ganas para salir a ejercitarse, preguntarse cuál es la razón, recordar lo bien que se siente una vez que se finaliza la rutina y tomar ánimo para levantarse del sofá y salir a hacer deporte.