Vacaciones con hijos: ¿Realmente pueden llamarse vacaciones?

Vacacionar con los hijos puede llegar a ser aún más agotador que trabajar todo el año, sino se busca un equilibrio entre sus demandas y las propias necesidades.

Las vacaciones son el momento más deseado del año. Quien no anhela desde su lugar de trabajo un día de playa en una reposera con el mar de fondo. Pero no para todo el mundo realmente resultan desestresantes y disfrutables. Sobre todo cuando se tiene hijos pequeños y rápidamente al grito de: “MAMÁ”, todo ese idilio se hace humo al instante. Para las familias con niños las vacaciones pueden llegar a ser un verdadero desafío y más cansadoras que la rutina diaria de obligaciones.

Los niños se vuelven extremadamente demandantes en esta etapa en la que tienen a mamá y papá todo el día a su disposición y pretenden realizar todo tipo de actividades sin parar. Para ellos, el descanso es sinónimo de aburrimiento.

La licenciada Julieta Tojeiro, del Instituto Sincronía de Argentina hace el siguiente planteo:

Para muchos padres es el momento ideal para disfrutar de los hijos, pero ¿cómo aprovechar estos días para conectarnos con ellos? ¿Es posible compartir y, al mismo tiempo, descansar?

Para que las vacaciones no se vuelvan una tortura, los padres tienen que aprender a poner en la balanza y buscar el equilibrio entre las demandas de los hijos y sus propias necesidades. No es necesario que los adultos estructuren permanentemente las actividades de los niños durante su tiempo libre. Es importante que ellos busquen cosas que les entretengan, investiguen y descubran.

La investigadora Catherine L’Ecuyer explica al respecto:

Cuando los niños se aburren, es porque durante el resto del año están condicionados por un ritmo de vida extremo, un ambiente demasiado estructurado o niveles de estímulos muy altos. Además, las pantallas condicionan a nuestros hijos a ritmos veloces, entonces cuando se encuentran con el reposo, la vida cotidiana les parece aburrida, provocando hiperactividad y ansiedad.

Recomendaciones para sobrellevar las vacaciones con los niños y no morir en el intento

  • Asignar tareas sencillas a los niños.
  • Las vacaciones son una excelente oportunidad para comenzar a asignar tareas sencillas a los más pequeños y así fomentar su autonomía y colaboración. Por ejemplo: Ayudar a poner las cosas en la mesa a la hora de comer, levantarlas una vez que finalizó la comida, arreglar sus camas, sacar la basura, entre otras. El hacerlo todo por los hijos, además de sobrecargar a los padres, no ayuda a los niños a crecer, ser autónomos e independizarse.

  • Involucrar al padre en la cotidianeidad de los hijos.
  • También es un buen momento para implicar al padre en la educación y crianza de los hijos. Esto especialmente dirigido para aquellas familias en las que en pleno siglo XXI, aún el varón se mantiene un poco al margen de los asuntos relacionados con sus hijos. Quizás sus obligaciones laborales le impidan en el día a día hacerlo, pero en las épocas de ocio no hay excusa. Hace poco tiempo de vacaciones en la playa, escuchaba como un hombre le decía a su esposa: “Dile tu porque a mí no me hace caso”. E inmediatamente se desentendía de una situación que involucraba a la hija de ambos.

  • Vacacionar con otros niños.
  • Vacacionar con amigos que tengan hijos de la misma edad, invitar amiguitos a las vacaciones o elegir el destino sabiendo que hay otros niños con los que los nuestros puedan jugar. Los niños necesitan estar en contacto y jugar con pares. Y si se desea pasar bien, disfrutar y descansar, esta recomendación es muy importante para que los niños se diviertan y los padres puedan tener sus espacios.

  • Buscar una actividad para realizar en familia.
  • Buscar alguna actividad cotidiana para hacer en familia y respetarla. Los niños demandan a sus padres en esta etapa porque es cuando los tienen a su entera disposición. Pero lo más sano, es buscar un equilibrio que ampare a todos. Es decir darles atención y también buscar espacios sin hijos. Para lograrlo, una buena estrategia es negociar con ellos alguna actividad para realizar diariamente en familia (por ejemplo andar en bicicleta, jugar a algún juego en familia cada noche luego de la cena, como ser cine mudo o dígalo con mímica) y respetarla. Así no habrá espacio para reclamos de los hijos y todos felices.

Mónica Serrano, psicóloga infantil responsable de la web psicologiaycrianza.com y experta de la Pedagogía Blanca explica sobre las vacaciones:

A más tiempo de contacto, más posibilidades de que surjan situaciones de conflicto. Te pasa con tu pareja, te pasaría con tu madre si te fueras de vacaciones con ella, y también te pasa con los niños.

Está comprobado que tras las vacaciones aumenta el número de separaciones y divorcios. Ya que luego de pasar tanto tiempo de ocio juntas, las parejas se replantean si realmente quieren seguir juntas. Esta situación también sucede con los niños. Si bien uno espera con mucho entusiasmo todo el año el momento de las vacaciones en familia, cuando éste llega no es ese ideal que se esperaba. Aparecen conflictos de intereses, diferentes necesidades, situaciones que hay que saber sobrellevar para que no termine todo en un caos y se vuelva de las vacaciones con más estrés y cansancio de lo que se fue.