La queja que no conduce a nada

Cuando se usa como válvula de escape bienvenida sea, pero como modo de vida paraliza impidiendo la acción trasformadora.

La queja que no conduce a nada

Todos nos quejamos en algún momento de la vida por algo. Estamos insatisfechos, desconformes y lo manifestamos. En este sentido la queja puede resultar positiva cuando es utilizada como válvula de escape, de deshago. Sin embargo, se transforma en un problema cuando se vuelve una constante.

La queja: un modo de vida

En muchos casos las personas adoptan la queja como modo de vida, se ponen en el lugar de víctima y gran parte del tiempo lo utilizan en quejarse de aquello que les desagrada en vez de ponerse en actividad para cambiarlo. Es aquí cuando la queja se transforma en un modo de vida que se vuelve un problema. Saca energía, ahoga, paraliza, no permite avanzar y por ende perjudica.

El psicólogo ecuatoriano Jorge Luis Escobar explica:

Muchas veces el quejoso se autoetiqueta como víctima y en este ejercicio es su propio victimario, revictimizándose y construyendo víctimas a su paso en el ejercicio manipulativo de la queja como argumento válido de su irracionalidad.

Además la queja exime de responsabilidad, trabaja colocando toda la culpa en los demás o en el entorno. Lleva a no hacernos cargo y evita que podamos ser nosotros mismos quienes modifiquemos aquello que nos aqueja.

En la gran mayoría de los casos la queja causa más sufrimiento que aquello que la produce. Y lo que es peor, ese descontento no afecta solo el presente, sino paraliza de cara al futuro. Nos coloca en un lugar desde el cual es prácticamente imposible accionar de forma efectiva.

La queja constante genera estrés, ansiedad y emociones negativas, predispone un estado de ánimo de tristeza, amargura, angustia; genera un ambiente hostil y hace que los demás te eviten; nos vuelve seres pasivos e irresponsables.

Menos queja – más acción

En la víspera de la llegada de un nuevo año, de balances y nuevos propósitos, plantearse un cambio interior es un buen paso hacia una gran transformación, el dejar de quejarse y ponerse en acción puede ser un buen comienzo.

  • La decisión de abandonar la queja y comenzar a accionar para cambiar aquello que molesta es personal e intransferible, nadie dice que sea fácil pero tampoco imposible.
  • Expresar aquello que molesta o causa insatisfacción, siempre y cuando sirva para desahogarse no para quejarse. Cambiar el tono al hablar, abandonar la ira, el desgano y enfocarse en frases positivas.
  • Enfocarse en las soluciones en lugar de hacerlo en las quejas y disfrutar de los beneficios que tiene abandonar la espiral de la queja como modo de vida.

Si tu mal tiene remedio, ¿por qué te quejas? Si no lo tiene ¿por qué te quejas?

Proverbio oriental