Tranquilidad, paciencia y dedicación son las claves para una lactancia feliz, ya que la mayoría de los problemas relacionados con ella tienen solución.
El recién nacido experimenta la pérdida de una situación cómoda y privilegiada en el útero materno para salir a un mundo nuevo, donde el contacto con la madre será el primer paso fundamental.
La belleza del nacimiento permite que desde el primer momento en el que un bebé se enfrenta al mundo y su entorno, cualquier movimiento que registre no obedece a otra cosa más que a los que se denominan como “movimientos automáticos”.