Cómo sobrevivir a la crisis adolescente de nuestros hijos
La crisis adolescente es una etapa de la vida que hay que atravesar junto con nuestros hijos, apoyándoles, acompañándoles, pero sobre todo poniendo los límites claros que les permitan saber cuál es el camino correcto: el del esfuerzo y el trabajo y el de asumir que los actos siempre tienen consecuencias.
La crisis adolescente es una etapa de la vida que hay que atravesar junto con nuestros hijos, apoyándoles, acompañándoles, pero sobre todo poniendo los límites claros que les permitan saber cuál es el camino correcto: el del esfuerzo y el trabajo y el de asumir que los actos siempre tienen consecuencias.
La adolescencia es una etapa del desarrollo psicosocial evolutivo y como tal, todos en algún momento de la vida pasamos por ella. El problema es que una vez que llegamos a adultos, lo olvidamos y cuestionamos con gran enfado la actitud conflictiva de nuestros hijos.
Este período que se produce, aproximadamente, entre los 12 y 17 años, cada vez arranca antes y se extiende hasta más tarde. Es así que a más tempranas edades comenzamos a tener conflictos asociados con esta etapa tan particular de la vida de éstos.
Pablo Galindo, profesor de Antropología y Educación Social en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y de Sociología en la Universidad de Granada, España, dice:
Hoy los conflictos surgen antes, porque con ocho o diez años las influencias externas ya son muy fuertes en los niños, y las referencias que transmite la sociedad con frecuencia son contrarias a las transmitidas en el ámbito familiar, y surgen así los problemas.
Si bien existen algunos consejos para mejorar la relación entre los padres y sus hijos adolescentes y para sobrevivir a esta etapa de crisis; es necesario entender que hay que transitarla con todas sus flores y también con sus espinas.
Tips para manejar la crisis adolescente de los hijos
1 Crear confianza
La confianza es algo que como padres tenemos que ganarnos a lo largo de toda la educación y crianza de nuestros hijos y no esperar a que llegue la adolescencia para hacerlo. Si el niño no confía en sus padres cuando es pequeño, tampoco lo hará cuando es adolescente.
La psicóloga y escritora chilena Pilar Sordo, dice al respecto:
Si a los 5 años tu pequeño no te confía una mala calificación, no va a tener confianza para decir, a los 7, que es víctima de ‘bullying’ y, mucho menos, para confesarte, a los 15, que le invitaron droga.
2 Hablar de sexo
Este es un tema que ruboriza y del que muchos padres deseamos escapar, que nunca llegue ese momento en el que tengamos que responder las preguntas de un hijo sobre sexo. Pero tarde o temprano llegan y hay que afrontarlas. Para ello, está bien comenzar por buscar ayuda, solicitar información especializada acorde a la edad del hijo y apoyarse en ella para responder sus inquietudes. Pero si llegada la adolescencia éstas no se hacen manifiestas, es importante como padres tomar la iniciativa y hablar del tema, siempre hasta donde los hijos quieran. Haciendo hincapié, especialmente en esta etapa, en la importancia de la salud sexual, los cuidados para prevenir enfermedades de transmisión sexual, el embarazo no deseado y el abuso sexual. Y no es válida la excusa de que como se es mamá no se puede hablar con el hijo varón y viceversa.
Pilar Sordo explica sobre este tema:
Tanto papás como mamás pueden conversar con sus hijos todo tipo de cosas, sin importar el género. Conozco padres que son mejores que las madres al momento de hablar de sexo con sus hijas. Ellos son más claros, más precisos y objetivos. Por lo tanto, creo que cuando hay una buena relación afectiva entre el papá y la hija se puede conversar con naturalidad.
3 No gastar energía en asuntos insignificantes y evitar temas realmente trascendentes
Muchos padres en su afán por educar a sus hijos por el camino correcto, se enfadan y gastan energía en rezongarles por su mal carácter, el desorden de sus habitaciones, sus cambios de humor. Todos aspectos característicos de la etapa de la adolescencia. Sin embargo, dejan de lado temas más trascendentes como el consumo de drogas, alcohol, la pornografía, el bullying, el sexting y otras cuestiones realmente importantes.
En este sentido el psicólogo experto en infancia y adolescencia de la Sociedad de Psicología Analítica en Reino Unido, Ian Williamson, explica lo siguiente:
Esto no significa que no puedan reprocharles su comportamiento, pero no deben exagerar y evitar sermones largos sobre cosas que con el tiempo aprenderán.
4 No se puede ser agradable todo el tiempo cuando se está tratando de educar
Los padres muchas veces en el afán de tener una buena relación con nuestros hijos adolescentes intentamos agradarles, no confrontarlos y este es un grave error que devela falta de autoridad. Cuando se educa, inevitablemente, se tiene que ser desagradable en algunos casos, porque así se marca quien es el que manda. Y a esto se suma que en la adolescencia, los hijos buscan diferenciarse, estar en las antípodas de sus padres y constantemente transgredir los límites, para saber hasta donde sí y hasta dónde no.
Pilar Sordo explica por qué los padres no son agradables para los hijos adolescentes:
Nosotros caímos en un juego, muy distinto al que vivieron las generaciones anteriores, que es que la máxima pretensión que tienen las mamás y los papás actual es caerle bien a los niños. Yo quiero que mis niños me encuentren "buena onda" y para eso tengo una sola fórmula, que es complacer.
Cuando uno educa no puede ser agradable todo el tiempo. Y la verdad es que para caerles bien a los hijos, los padres se vuelven adolescentes, hacen cosas de chicos. A esto hay que sumarle que en la adolescencia, la tendencia es a diferenciarse de los padres. Como cuesta hacerlo, los adolescentes lo hacen a través de la rabia, es lo que ayuda a tomar distancia.
Según la psicóloga chilena, cuando los padres intentan ser buena onda:
…los adolescentes se sienten solos y poco seguros porque en un principio es entretenido tener papás así, pero con el tiempo ellos empiezan a sentir que necesitan de alguien que los guíe porque si no, se angustian.
5 Enseñarles que sus actos tienen consecuencias y que las cosas se consiguen con esfuerzo
Si hay algo que por naturaleza no hacen los adolescentes es evaluar las consecuencias de sus actos, eso implica pensar en el futuro y es algo que para ellos no cuenta. Viven el aquí y el ahora como si no hubiera un mañana y es parte de la etapa por la que atraviesan. Sin embargo, el deber de los padres es hacerles entender que sus actos tienen consecuencias y que si no obedecen o traen malas notas habrá un castigo y esto será siempre e indefectiblemente así, sin importar excusas. En este sentido lo mejor es quitarle aquello que ellos realmente sufren más, por ejemplo: teléfono móvil, videojuegos, salidas con amigos.
Pilar sordo dice al respecto que lo que hace falta con los adolescentes es educar en el esfuerzo, en la fuerza de voluntad:
Para ser mejores personas tenemos que educarnos en voluntad. (…) Cultivar el sacrificio.
6 Estar atentos cuando todo está mucho tiempo en calma
La calma no suele ser una característica de la adolescencia. Esta etapa se identifica por discusiones, peleas, cambios de humor, etc. Así que si entre los 15 y los 18 años no existen estas cosas y todo parece estar muy tranquilo, puede que la tormenta esté pasando desapercibida. Los adolescentes son grandes manipuladores y muy hábiles para el engaño.
Williamson hace una apreciación en este sentido:
He conocido casos de papás que me han dicho que todo parecía ir bien y que de repente las cosas empezaron a ir mal. Yo les digo que se durmieron y que no deben dejarse seducir por la complacencia.
7 Poner límites claros
Pilar Sordo dice sobre los límites:
En una familia no hay democracia, pues los padres no pueden negociar con los hijos ni poner a votación las decisiones que toman.
El psicólogo boliviano Juan José Vargas dice sobre la educación:
La educación es asimétrica, uno que enseña y otro que aprende, sin este componente no habría aprendizaje, habría anarquía, ya que todo aprendizaje requiere de un principio director, es decir, alguien que implante normas, dado que el que aprende no tiene conocimiento ni experiencia para rebatir esa enseñanza ni ver sus consecuencias.
8 Poner límites en el uso de la tecnología
Entre los más jóvenes el empleo excesivo de videojuegos y 'smartphones' está haciendo que haya menos comunicación", explica Siso Michavila, sociólogo y presidente de GAD3.
Sin embargo, el sociólogo advierte sobre confundir el control y la intromisión en la intimidad de los hijos con la necesidad de establecer una comunicación eficiente.
Hay que estar más pendiente, respetando la intimidad.
Los padres tienen que implicarse mucho más en enseñar a los hijos en emplear las nuevas tecnologías y establecer normas claras.
La abogada española experta en menores, Sonsoles Vidal Herrero-Vior, explica al respecto:
Cuando hablamos de poner filtros de internet para evitar que los menores accedan a determinados contenidos debemos tener en cuenta que lo hacemos para proteger y prevenir, no tanto para controlar", explica Sonsoles Vidal Herrero-Vior, abogada experta en menores.
Williamson propone limitar los horarios de uso de teléfono móvil:
Si están todas las noches en sus cuartos con sus celulares van a perder muy pronto el contacto con su familia y los papás no podrán hablarles sobre sexo, drogas y alcohol porque están generando una barrera con los aparatos.
9 Mucha comunicación
Hablar con los hijos adolescentes puede parecer una misión imposible para los padres. Sin embargo, con esfuerzo y dedicación todo se logra. Estar siempre allí, para lo que el hijo necesite, dispuesto a escucharle, ser comprensivos aunque exigentes, tolerantes y no minimizar sus angustias, miedos y problemas.
El sociólogo y presidente de la consultora española GAD3, Siso Michavila, dice al respecto:
Si queremos luchar contra el exceso de alcohol, tiene que haber más comunicación.
En todos los problemas de la adolescencia la variable es la comunicación con los padres.
10 Estar atentos a los llamados de atención
Cuando los adolescentes dan un portazo o insultan a sus padres, muchas veces lo que están pidiendo de ellos es su atención. Así lo explica Blanca Betes, responsable de la clínica madrileña Psiceduca, especializada en trastornos de la adolescencia:
"Iros a la mierda", dirigido a los padres significa "estoy muy solo. No me queréis. No me cuidáis. Tenedme en cuenta; incluidme en vuestras vidas.
Son varios los expertos que señalan que los padres están tan preocupados por hacer felices a sus hijos y facilitarles el camino, que no se dan cuenta del mal que le hacen con ello. Así lo expresan estos especialistas:
Williamson expresa:
el deseo errado de los papás de hacer felices a sus hijos en vez de prepararlos para los golpes que da la vida.
Pilar Sordo dice que no está bien:
satisfacer todo lo que ellos quieran.
Hay que hacerles a los hijos ver que las cosas se obtienen con base al esfuerzo.
no hacer todo por los hijos.
Veo que los adolescentes de estas últimas generaciones están muy abastecidos y esto no les beneficia en nada. Así, no generan hábitos de búsqueda, no hay un hambre emocional de buscar nuevas cosas. Dan por entendido que todo llega fácil.