La paternidad puede afectar la salud
Los buenos hábitos de salud como la alimentación saludable y la práctica regular de ejercicio físico vigoroso.
Los buenos hábitos de salud como la alimentación saludable y la práctica regular de ejercicio físico vigoroso.
Un estudio publicado en la revista Pediatrics señala que la paternidad y los buenos hábitos de salud no van muy de la mano. Según éste, los nuevos padres y madres practican menos cantidad de ejercicio físico o al menos de menor intensidad, que los de la misma edad sin hijos. El panorama de las madres es peor que el de los padres, puesto que tendrían un índice de masa corporal (IMC) más elevado y consumirían mayor cantidad de calorías (grasas saturadas, bebidas azucaradas, etc.) que las que no son madres.
La investigadora del estudio Erica M. Berge, profesora adjunta en la Universidad de Minnesota Medical School, sostiene que si bien las madres intentan mantener buenos hábitos de salud y una alimentación saludable, preparándose comidas especiales y sanas; al mismo tiempo consumen comidas de alto contenido graso como snacks, bebidas azucaradas, macarrones, etc., mientras preparan o sirven la comida para sus hijos, lo cual incrementa el riesgo de que aumenten de peso.
Lori Francisco, profesora asistente en el departamento de Bioconductual Salud de la Universidad Estatal de Pennsylvania, investigadora en nutrición y madre, dice que se ha sentido totalmente identificada con los resultados de este estudio. Ya que su niño de 2 años, es muy exigente a la hora de comer y luego de pasar por mil peripecias para que coma algo, lo que queda en el plato lo come ella o su marido. Este comentario afirma las hipótesis de Berge, que los padres picotean un poco de la comida de sus hijos mientras la preparan o la sirven y eso va en perjurio de todo lo bueno que hacen por mantener hábitos alimenticios saludables.
Estudio sobre los hábitos de salud de los nuevos padres
Para este estudio, los investigadores realizaron tres encuestas a 1520 adultos de la zona Minneapolis-St. Paul, entre 1998 y 2009. 149 de los encuestados tenían hijos y sus hábitos fueron comparados con los de 1371 personas, en promedio de la misma edad, sin hijos.
Las preguntas de las encuestas consistían fundamentalmente en costumbres alimenticias: Frecuencia de consumo de frutas y verduras, lácteos, granos enteros, bebidas azucaradas, grasas saturadas, etc. y actividad física: Cuántas horas a la semana se realizaba ejercicio físico leve, moderado o fuerte.
Luego de considerar factores como edad, raza y nivel socioeconómico, que pudieran sesgar la encuesta, los investigadores hallaron que en los padres hombres el impacto de la paternidad en su dieta, hábitos de ejercicio y peso no parecía influir demasiado. Sin embargo, en el caso de las madres el panorama resultó más complicado.
Las madres comían diariamente, aproximadamente, 400 calorías más que las mujeres sin hijos, provenientes de bebidas azucaradas (refrescos, jugos, etc.) y grasas saturadas. En promedio presentaban un IMC 1 punto más alto y realizaban poco ejercicio físico vigoroso (aquel que es bueno para el corazón).
Mientras que en el caso de los padres hombres la única diferencia encontrada en comparación con los que no tenían hijos, fue en la intensidad de la actividad física, que era más moderada o menos vigorosa que la realizada por los no padres.
Algunas recomendaciones para retomar los hábitos saludables
Los expertos sostienen que los padres que han dejado de lado los buenos hábitos de salud a causa de las demandas familiares, deberían hacer lo posible por retomarlos, porque los malos hábitos de los padres pueden afectar también a los niños. Ya que las costumbres negativas se mantienen y transfieren de una a otra generación, favoreciendo por ejemplo la obesidad infantil.
Por ello, se recomienda buscar la manera de ir al gimnasio, salir a caminar o a correr o realizar actividades físicas en familia, como ser caminatas por el parque, salir en bicicleta todos juntos u otras opciones. La cosa es ponerse en movimiento.