Cómo evitar discusiones familiares en Navidad
Si va a pasar tiempo en compañía de familiares, tenga en cuenta que, en fechas como esta, no es adecuado tocar asuntos que en el pasado generaron riñas familiares.
Si va a pasar tiempo en compañía de familiares, tenga en cuenta que, en fechas como esta, no es adecuado tocar asuntos que en el pasado generaron riñas familiares.
Las fechas especiales como la Navidad traen consigo las tradicionales reuniones familiares alrededor de una mesa y, aunque todo lo que busquemos es pasar un momento agradable con los parientes, nunca faltan algunos roces o temas delicados que sería preferible no tocar para no arruinar la ocasión.
Nidia del Pozo, responsable de los centros de psicología Consulta en Positivo en Madrid, España, explica:
“Independientemente del número de comensales y los lazos que los unan, todo depende de si se han creado dinámicas buenas o malas entre los miembros, aunque si la dinámica es negativa, se suaviza cuando somos más en la celebración”.
Conversación en paz
De lo anterior se concluye que no importa si son solo tres en la cena o una gran familia. Lo fundamental es seguir las reglas que evitan el conflicto, por ejemplo:
- No tratar temas que no se han tratado durante el año o que dieron lugar a enfrentamientos.
- Centrarse en los rasgos que unen como el nexo de pertenencia a una familia.
- Hablar de temas mundanos como los niños, la salud, la casa o una película.
- Evitar temas de dinero y política.
- Mantener el respeto y la inteligencia emocional.
Humor sí, sarcasmo no
Poner humor en las conversaciones navideñas es un arma de doble filo, aunque el humor siempre viene bien para distender el ambiente, no hay nada más liberador que la risa, pero siempre hay que ir con cuidado. Recuerde que se trata de buscar el humor blanco, uno que no ofenda a nadie, cosa que a veces no resulta tan fácil.
Las bromas nunca pueden ser a costa de los conflictos latentes. El problema a veces es que las personas no saben reírse de uno mismo y eso es lo fundamental. Hay que tener cuidado en a quien convertimos en objetivo de la burla si no somos nosotros mismos.
Solemos confundir la ironía con el sarcasmo. El sarcasmo es hacer un comentario con un juicio de valor negativo hacia algo y eso también puede afectar a las sensibilidades de los presentes.
Planificar y pactar en familia
Si se planifica qué vamos a hacer con tiempo y se pacta qué papel le toca a cada uno, entonces ya hemos dado un paso importante porque la improvisación suele llevar a desacuerdos y, en consecuencia, a que las cosas no salgan como uno esperaba. Preguntas del tipo: ¿por qué tenemos que ir siempre con tu familia?, deben resolverse previamente. Debe planificarse dónde iremos cada uno de los días festivos, procurando siempre colocarnos en el lugar del otro para que sea los más equitativo posible.
Si van a venir a nuestra casa, sería oportuno repartir las tareas para que no tengamos la sensación de que todo recae solo en un miembro de la familia; de igual modo, hemos de prever con quiénes tenemos menos afinidad e intentar hablarlo antes, pues si se acuerda previamente no tratar algún tema delicado en las fiestas el encuentro será menos forzado y tenso.
Saber decir No
Un tema recurrente es ceder y ceder para evitar conflictos y acabar pagándolo con nuestra salud. Es importante ser asertivos, pero también hay que entender que tenemos nuestros límites y saber decir No. Por ello debemos pensar bien qué es lo mínimo razonable en lo que estamos dispuestos a ceder. Una persona que sabe poner límites es menos manipulable y no acabará disgustado. Ahora, siempre que va a negarse hágalo con amabilidad y con una sonrisa.
Qué hacer
Hay situaciones recurrentes que hay que saber gestionar para que no nos superen, estas son algunas de ellas:
1Mi suegra o mi madre critica todo lo que hago
Es posible que los que tienen más tiempo por estar ya jubilados vean problemas donde usted no: la casa poco arreglada, la comida poco detallista, el niño maleducado. Muchas veces la siguiente generación no tiene idea de lo duro que es el relevo. Los abuelos han pasado de ser los organizadores y centro de las actividades navideñas a simples espectadores. En ese caso, la solución sería pedirles que se involucren más o que den consejos. Si se les hace más partícipes, los más probable es que se acaben las críticas.
2Los niños me presionan y nunca están a gusto
Hay ocasiones en las que sentimos que no podemos fallar como padres. Como es Navidad me esmero en todo y pongo toda mi dedicación en cada detalle, pero ellos parecen no verlo no valorar el tiempo que dedico a las cosas. Es bueno hacerles ver que a usted le gustan los abrazos, los besos y los detalles. Muchas veces no es falta de cariño, sino falta de haber exteriorizado la necesidad de afecto. No se lo guarde para usted; si le cuesta hablarlo, tal vez pueda escribirles antes de que vengan. Y si esperan regalos, hágales entender que lo más caro o económico no significa que se les quiera más o menos.
3Estamos solos y en Navidad se nota más
Al igual que en cualquier festividad, puede haber más tensión en la época navideña porque pasamos más tiempo juntos. La psicóloga Nidia del Pozo sostiene:
“Si otras fiestas fueron insatisfactorias, lo principal es cambiar las dinámicas e introducir elementos nuevos”.
Esto quiere decir que, si la Navidad anterior no fue tan buena, entonces hay que cambiar y hacer cosas nuevas. Una opción sería invitar a otras parejas para pasar juntos estos días, o realizar visitas culturales, por ejemplo, haciendo de turistas en nuestra propia ciudad y redescubriéndola.